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TIEMPO LIBRE

Marraquech

Todo aquel que viaja a esta ciudad viene hechizado por un embrujo especial indescriptible. Nuestros sentidos captarán tantas emociones y sensaciones que será difícil distinguir entre imaginación y realidad. Esta antigua ciudad imperial que dio nombre al actual reino de Marruecos se ha convertido en uno de los centros turísticos más importantes del Magreb.

Todo aquel que viaja a esta ciudad viene hechizado por un embrujo especial indescriptible. Nuestros sentidos captarán tantas emociones y sensaciones que será difícil distinguir entre imaginación y realidad. Esta antigua ciudad imperial que dio nombre al actual reino de Marruecos se ha convertido en uno de los centros turísticos más importantes del Magreb.
Fue en el año 1070 cuando el almorávide Abú Baker quedó prendado de un valle, al pie del Alto Atlas, donde había piedra suficiente para levantar una ciudad. Al poco tiempo se convirtió en paso obligado de las caravanas de comerciantes y, posteriormente, en capital del imperio almorávide. Una de las leyendas locales sostiene que fue fundada por una caravana de comerciantes, y que de los huesos de los dátiles que comían brotaron las palmeras que delimitaban el contorno de la ciudad.
 
La idea que se pasea por la mente del viajero que visita por primera vez Marraquech es la de una ciudad que se asemeja a los decorados de Las mil y una noches. Los colores, los aromas y los sabores serán tres constantes en nuestro viaje. Hay que estar atento a todo y no dejar escapar ningún detalle.
 
Marraquech se caracteriza por unos tonos rojizos que, al atardecer, producen una atmósfera cobriza y mágica. Las defensas de la ciudad vieja se han convertido en un entramado de adobe que se prolonga a lo largo de 19 kilómetros. Detrás de ellas, la Kutubia nos saluda desde sus 70 metros de altura. Erigida en el siglo XII, se trata de una de las más bellas mezquitas del Magreb, y su alminar sirvió de modelo para, por ejemplo, la Giralda sevillana.
 
Recomendaremos visitar el palacio de Dar Si Said, que alberga el Museo de las Artes Marroquíes, el palacio Bahia, el Badi y el Mausoleo de los Príncipes Saadíes, con su sala de las Doce Columnas, famosa por su cúpula de cedro dorado.
 
Hay más, mucho más que contemplar, no en vano se trata de un lugar declarado Patrimonio Mundial por la Unesco. Están los zocos, divididos por oficios, y está la gastronomía. Después de unos aperitivos, se hace obligado el tajine, un guiso de carne o pescado con verduras, almendras y ciruelas. Luego vendrá alguna ensalada agridulce o una generosa porción de cuscús. Como colofón, la repostería marroquí, que hará las delicias de los más golosos.
 
 
Dónde dormir
Hotel La Mamounia (+ 212 24 38 86 00). Construido en los años 20, es el gran hotel de la ciudad. Renovado en 1986, se caracteriza por su buen servicio, una excelente decoración y unos cuidados jardines.
Palmeraie Golf Palace. (+212 24 30 10 10). Alberga Le Narjis, uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Tiene una oferta especial para Año Nuevo.
La Villa des Orangers. ( 212 24 38 51 04). Su ubicación es excepcional: en el cruce del zoco principal y el Palacio Real. Prueben su cocina.
 
Más información
www.turismomarruecos.com
http://marrakech.costasur.com/es/
http://www.afrol.com/es/especiales/13379
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