Podría decirse, de hecho, que desde el anuncio de su compromiso –más concretamente, desde el nacimiento de la infanta Leonor, a finales de octubre de 2005– hasta la fecha, Don Felipe y, especialmente, su esposa, no han dejado de estar sometidos a "juicios" de todo tipo y condición.
Pero los Príncipes no sólo no se han dejado vencer por los posibles contratiempos, sino que han hecho frente, hombro con hombro, a informaciones sobre la salud de su pequeña –incluso de la propia Princesa, por estar ésta extremadamente delgada–; a determinadas actuaciones privadas –la congelación de las células del embrión de la infanta Leonor en un hospital de EEUU– que tuvieron una enorme repercusión en los medios de comunicación; a las críticas y comentarios que surgieron a raíz de la organización del bautizo de doña Leonor en el Palacio de la Zarzuela (un acto de carácter familiar que no dejó de ser comparado con el "oficial" que recibieron los hijos de los otros herederos de Europa); así como a la invención de noticias que afectan a la familia de Doña Letizia e intentan dañar, de alguna manera, el proceder de ésta.
Por supuesto, tampoco les ha favorecido que la hermana de la Princesa, Erika Ortiz, haya roto su relación con el padre de su hija, Antonio Vigo, ni que se haya dejado ver en actitud muy cariñosa con su nuevo novio, un compañero de trabajo.
Una pareja enamorada y compenetrada
Podría decirse, sin embargo, que, dos años después de su boda, las ilusiones y las esperanzas de los Príncipes de Asturias siguen siendo las mismas de entonces, o incluso mayores. Al menos ésta es la conclusión a la que han llegado en su círculo de amigos, que parece haberse puesto de acuerdo a la hora de remarcar el hecho de que el matrimonio ha salido fortalecido de todas estas experiencias.
Personas muy próximas a la pareja aseguran que siguen estando enamoradísimos, y que, aunque tienen caracteres muy diferentes, están muy compenetrados y se llevan de maravilla. También, que desde que nació la Infanta salen mucho menos, que están locos con la pequeña y que, a veces, cuando visitan con su primogénita la casa de alguien de confianza ni siquiera se llevan a la nany.
Una familia feliz
Don Felipe y Doña Letizia han vuelto a dejarse ver en Mallorca, después de un sinfín de imágenes "oficiales", como una pareja de recién casados. Y es que, aunque en algún momento se pueda tener la sensación de que ha transcurrido mucho tiempo desde el día en que pronunciaron el "sí, quiero" en la Catedral de la Almudena, la realidad es que sólo han pasado dos años desde su boda. Estaríamos hablando, por lo tanto, de que éste será el tercer verano que disfrutan como matrimonio.
Unas vacaciones que no empezarán del todo hasta la segunda semana de agosto: para entonces el Príncipe habrá asistido a la toma de posesión de Alan García como presidente del Perú y del reelegido Álvaro Uribe en Bogotá, Colombia.