Unas 2.000 personas esperaban a los Príncipes a la salida del hospital, para darles la enhorabuena y ver a la pequeña. Tras los saludos de rigor, Mary y la niña se sentaron en la parte trasera del vehículo que los esperaba, mientras que Federico lo hizo junto al chófer. Desde allí, pusieron rumbo al palacio de Fredensborg, situado unos 45 kilómetros al norte de Copenhague. Allí les aguardaba el príncipe Christian, que cuenta 18 meses.
Poco después de llegar a Fredensborg, Mary y Federico, que llevaban en los brazos, respectivamente, a la niña y a Christian, salieron al exterior del palacio para corresponder a las muestras de cariño de las decenas de personas que se habían congregado allí para felicitarlos.
Sobre el nombre que recibirá la recién nacida, los Príncipes no han querido pronunciarse. Probablemente lo den a conocer en el momento del bautismo, como ya hicieron con su primogénito.