Los técnicos, asustados por que las probabilidades de victoria de Eisenhower que manejaban eran "de 00 a 1" (en realidad, eran de 100 a 1, pero no habían previsto que hicieran falta tres cifras a la hora de imprimir los resultados), decidieron alterar a mano el programa sobre el que trabajaba Univac, para que diera algo mucho más modesto: en concreto, 8 a 7. El caso es que el resultado final fue de 442 a 89. Por supuesto, los directivos y programadores de Remington Rand se dieron de cabezazos contra la pared por no haber confiado en los resultados iniciales, pero difícilmente podrían haber inventado una demostración mejor de las posibilidades de su máquina: tenía razón incluso cuando sus creadores pensaban que se equivocaba.
Univac fue el primer ordenador de propósito general producido en masa –aunque el segundo en ser comercializado, tras el Manchester Mark 1–. La primera unidad fue enviada a la Oficina del Censo de Estados Unidos en junio de 1951. Se completaron y vendieron 46 unidades, a un millón de dólares de la época cada uno. Univac tuvo el mérito de poner algo nervioso al ya por entonces gigante IBM, que pese a su fama de dinosaurio reaccionó con rapidez y terminó imponiéndose; gracias, sobre todo, a su enorme capacidad de venta, desarrollada a lo largo de las anteriores tres décadas.
Eckert, Mauchly... y Von Neumman
Univac fue una creación de John Mauchly y Presper Eckert, que habían sido los responsables del primer ordenador electrónico de propósito general, Eniac, diseñado por y durante la guerra y finalizado en febrero de 1946, quizá un pelín tarde. En el ínterin, el proyecto llegó a los oídos de Von Neumman. Este matemático húngaro y judío, que se había establecido en Estados Unidos en 1930, era considerado el mayor genio de la Universidad de Princeton en la época en que Albert Einstein trabajaba allí, lo cual nos da una idea de la reputación que tenía. Hizo importantes contribuciones a la teoría de juegos, la física cuántica, la teoría de conjuntos, el análisis numérico y otro montón de disciplinas matemáticas. Incluso pergeñó el concepto de Destrucción Mutua Asegurada, idea en la que se basaría la política exterior americana durante toda la Guerra Fría. En 1944 estaba ya involucrado en el Proyecto Manhattan, y preocupado por los complejos cálculos que conllevaba la construcción de una bomba atómica. Cuando supo del proyecto del Eniac, acudió a conocer a sus inventores.
Al parecer, Mauchly había comentado que se creería que Von Neumann era el genio que todos decían que era si su primera pregunta iba orientada a conocer la arquitectura de la máquina, entonces llamada estructura lógica. Y, naturalmente, eso fue lo primero que preguntó.
La visita terminó con la creación de un grupo de trabajo dedicado al diseño del sucesor de Eniac, proyecto que ya tenían en mente sus creadores. Sería llamado Edvac, y debía solucionar varios de los problemas que tenía la primera máquina, especialmente su poca capacidad de almacenamiento, de sólo veinte números. De aquellas reuniones salieron dos medidas que desde entonces se adoptarían en todas las computadoras: el empleo del código binario (Eniac era decimal), para aprovechar mejor la tecnología de almacenamiento disponible, y el del programa almacenado.
Tanto en el Eniac como en otros ingenios electrónicos y electromecánicos de la época, programar requería recablear las tripas de las máquinas y colocar un montón de interruptores. Von Neumann pensó en dividir la estructura lógica del ordenador en cinco partes: la memoria, donde se almacenarían los datos y también los programas; la unidad de control, que leería las instrucciones y, por así decir, dirigiría el cotarro; la unidad aritmética, que haría los cálculos; y los "órganos" (según los llamó) de entrada y de salida. Esa estructura es conocida como arquitectura Von Neumann y sigue siendo la empleada hoy en día, uniendo los papeles de las unidades aritmética y de control en el procesador.
La polémica de la paternidad de estos avances sigue sin resolverse. El británico Alan Turing desarrolló teóricamente estos conceptos ya en 1936, y diseñó una máquina basada en ellos diez años después. Por otro lado, parece claro que muchas de las ideas que surgieron de aquel grupo de trabajo pertenecían a Mauchly y, sobre todo, a Eckert. Pero fue Von Neumann quien se ofreció a escribir las conclusiones del grupo de trabajo; el artículo "Primer borrador de un informe sobre el Edvac", terminado en junio de 1945, fue puesto en circulación por Herman Goldstine, otro de los miembros del grupo, con sólo el nombre del húngaro. Esto, y la fama que ya tenía acumulada Von Neumann, hizo que la paternidad de los relativamente desconocidos Eckert y Mauchly quedase completamente oculta.
Eckert–Mauchly Computer Corporation
Cabreados en parte por la falta de reconocimiento y en parte porque la circulación del informe podría impedirles patentar las tecnologías que formaban la base de Edvac, Eckert y Mauchly decidieron abandonar la universidad e intentar ganar dinero con las computadoras. Tras estudiar y rechazar varias ofertas, una de ellas especialmente golosa, de IBM, montaron en 1946 su propia empresa.
En aquel tiempo la cosa de las compañías de capital riesgo no estaba tan bien desarrollada como ahora, así que su forma de financiarse consistió en lograr que les contrataran antes de tener nada construido. Estimaron que construir su ordenador, el Univac, les costaría 400.000 dólares, y se conformaron con un contrato por 300.000 que les ofreció la Oficina del Censo: pensaban que así, aunque perdieran, tendrían un buen escaparate para lograr unas ventas más lucrativas. El plan no era malo del todo. El problema es que fueron increíblemente ingenuos con el coste que supondría construir el primer Univac, que ascendió al millón de dólares. Así que, pese a lograr un contrato para una máquina más sencilla llamada Binac, que además carecía de la principal innovación que estaban desarrollando –el uso de una cinta magnética en lugar de las tarjetas perforadas para introducir datos y programas en el equipo–, finalmente tuvieron que claudicar y ofrecerse en el mercado. Querían que les comprara IBM, pero les dijeron con total franqueza que si lo hacían los procesarían a todos por crear un monopolio, así que tuvieron que conformarse con Remington Rand, empresa conocida por su invención de la máquina de escribir. Univac fue el nombre que recibió la recién creada división de ordenadores de la compañía.
Remington Rand se hizo cargo de los problemas financieros y de la gestión de esos mundanos asuntos de las ventas y la obtención de beneficios, así que Eckert y Mauchly pudieron dedicarse a lo que sabían hacer, que era fabricar computadoras. A comienzos de 1951 Univac ya era algo que podía llamarse ordenador y estaba listo para comenzar las exigentes pruebas de la Oficina del Censo, que superó en marzo: funcionó diecisiete horas seguidas sin dar un solo fallo. Pesaba siete toneladas, estaba compuesto de más de 5.000 válvulas, tenía memorias de mercurio y ocupaba 35 metros cuadrados de superficie, más que los minipisos de Trujillo. Para cuando la CBS montó el espectáculo de la predicción del resultado de las elecciones de 1952, Remington Rand había construido y vendido otras dos unidades y tenía pedidos para tres más.
Tras aquella memorable noche electoral, y el acierto del programa de predicción que había programado Mauchly –quien, dicho sea de paso, fue el primero en usar la palabra "programar" en este contexto–, el nombre de Univac se convirtió en sinónimo de ordenador en la mente de los estadounidenses, tal y como décadas más tarde Google sería sinónimo de búsqueda cibernética. Asimov dedicó unos relatos a un ordenador complejísimo, de varios kilómetros de extensión, al que llamó Multivac, en clara alusión a nuestra criatura. Y un servidor lleva unos quince años usando el apodo de Multivac en foros y blogs de internet, aunque quizá no sea un detalle de la misma importancia, jeje.
Sin embargo, su reinado fue muy corto. En 1955 ya se vendieron más ordenadores de IBM que unidades de Univac. Remington Rand fue incapaz de colocar computadoras con la misma eficacia que la que vendía el equipamiento de oficina que tenía en su catálogo tradicional, y pasó a convertirse en el más alto de los siete enanitos con que compitió IBM hasta comienzos de los años 80, con apenas un 12% del mercado. Tras diversas fusiones, ahora se llama Unisys.
Eckert trabajó como directivo en la empresa el resto de su vida, mientras que Mauchly se dedicó a la consultoría. Y pese a que la arquitectura Von Neumann seguramente debió llamarse arquitectura Eckert, lo cierto es que ambos reciben el crédito de haber creado el primer cerebro electrónico. Que no es poca cosa.
CEROS Y UNOS: De los autómatas jugones a la primera computadora como Dios manda – Los orígenes censores de IBM – Wikipedia: del porno al conocimiento – Con el Altair 8080 llegó el escándalo: Bill Gates.
Univac fue el primer ordenador de propósito general producido en masa –aunque el segundo en ser comercializado, tras el Manchester Mark 1–. La primera unidad fue enviada a la Oficina del Censo de Estados Unidos en junio de 1951. Se completaron y vendieron 46 unidades, a un millón de dólares de la época cada uno. Univac tuvo el mérito de poner algo nervioso al ya por entonces gigante IBM, que pese a su fama de dinosaurio reaccionó con rapidez y terminó imponiéndose; gracias, sobre todo, a su enorme capacidad de venta, desarrollada a lo largo de las anteriores tres décadas.
Eckert, Mauchly... y Von Neumman
Univac fue una creación de John Mauchly y Presper Eckert, que habían sido los responsables del primer ordenador electrónico de propósito general, Eniac, diseñado por y durante la guerra y finalizado en febrero de 1946, quizá un pelín tarde. En el ínterin, el proyecto llegó a los oídos de Von Neumman. Este matemático húngaro y judío, que se había establecido en Estados Unidos en 1930, era considerado el mayor genio de la Universidad de Princeton en la época en que Albert Einstein trabajaba allí, lo cual nos da una idea de la reputación que tenía. Hizo importantes contribuciones a la teoría de juegos, la física cuántica, la teoría de conjuntos, el análisis numérico y otro montón de disciplinas matemáticas. Incluso pergeñó el concepto de Destrucción Mutua Asegurada, idea en la que se basaría la política exterior americana durante toda la Guerra Fría. En 1944 estaba ya involucrado en el Proyecto Manhattan, y preocupado por los complejos cálculos que conllevaba la construcción de una bomba atómica. Cuando supo del proyecto del Eniac, acudió a conocer a sus inventores.
Al parecer, Mauchly había comentado que se creería que Von Neumann era el genio que todos decían que era si su primera pregunta iba orientada a conocer la arquitectura de la máquina, entonces llamada estructura lógica. Y, naturalmente, eso fue lo primero que preguntó.
La visita terminó con la creación de un grupo de trabajo dedicado al diseño del sucesor de Eniac, proyecto que ya tenían en mente sus creadores. Sería llamado Edvac, y debía solucionar varios de los problemas que tenía la primera máquina, especialmente su poca capacidad de almacenamiento, de sólo veinte números. De aquellas reuniones salieron dos medidas que desde entonces se adoptarían en todas las computadoras: el empleo del código binario (Eniac era decimal), para aprovechar mejor la tecnología de almacenamiento disponible, y el del programa almacenado.
Tanto en el Eniac como en otros ingenios electrónicos y electromecánicos de la época, programar requería recablear las tripas de las máquinas y colocar un montón de interruptores. Von Neumann pensó en dividir la estructura lógica del ordenador en cinco partes: la memoria, donde se almacenarían los datos y también los programas; la unidad de control, que leería las instrucciones y, por así decir, dirigiría el cotarro; la unidad aritmética, que haría los cálculos; y los "órganos" (según los llamó) de entrada y de salida. Esa estructura es conocida como arquitectura Von Neumann y sigue siendo la empleada hoy en día, uniendo los papeles de las unidades aritmética y de control en el procesador.
La polémica de la paternidad de estos avances sigue sin resolverse. El británico Alan Turing desarrolló teóricamente estos conceptos ya en 1936, y diseñó una máquina basada en ellos diez años después. Por otro lado, parece claro que muchas de las ideas que surgieron de aquel grupo de trabajo pertenecían a Mauchly y, sobre todo, a Eckert. Pero fue Von Neumann quien se ofreció a escribir las conclusiones del grupo de trabajo; el artículo "Primer borrador de un informe sobre el Edvac", terminado en junio de 1945, fue puesto en circulación por Herman Goldstine, otro de los miembros del grupo, con sólo el nombre del húngaro. Esto, y la fama que ya tenía acumulada Von Neumann, hizo que la paternidad de los relativamente desconocidos Eckert y Mauchly quedase completamente oculta.
Eckert–Mauchly Computer Corporation
Cabreados en parte por la falta de reconocimiento y en parte porque la circulación del informe podría impedirles patentar las tecnologías que formaban la base de Edvac, Eckert y Mauchly decidieron abandonar la universidad e intentar ganar dinero con las computadoras. Tras estudiar y rechazar varias ofertas, una de ellas especialmente golosa, de IBM, montaron en 1946 su propia empresa.
En aquel tiempo la cosa de las compañías de capital riesgo no estaba tan bien desarrollada como ahora, así que su forma de financiarse consistió en lograr que les contrataran antes de tener nada construido. Estimaron que construir su ordenador, el Univac, les costaría 400.000 dólares, y se conformaron con un contrato por 300.000 que les ofreció la Oficina del Censo: pensaban que así, aunque perdieran, tendrían un buen escaparate para lograr unas ventas más lucrativas. El plan no era malo del todo. El problema es que fueron increíblemente ingenuos con el coste que supondría construir el primer Univac, que ascendió al millón de dólares. Así que, pese a lograr un contrato para una máquina más sencilla llamada Binac, que además carecía de la principal innovación que estaban desarrollando –el uso de una cinta magnética en lugar de las tarjetas perforadas para introducir datos y programas en el equipo–, finalmente tuvieron que claudicar y ofrecerse en el mercado. Querían que les comprara IBM, pero les dijeron con total franqueza que si lo hacían los procesarían a todos por crear un monopolio, así que tuvieron que conformarse con Remington Rand, empresa conocida por su invención de la máquina de escribir. Univac fue el nombre que recibió la recién creada división de ordenadores de la compañía.
Remington Rand se hizo cargo de los problemas financieros y de la gestión de esos mundanos asuntos de las ventas y la obtención de beneficios, así que Eckert y Mauchly pudieron dedicarse a lo que sabían hacer, que era fabricar computadoras. A comienzos de 1951 Univac ya era algo que podía llamarse ordenador y estaba listo para comenzar las exigentes pruebas de la Oficina del Censo, que superó en marzo: funcionó diecisiete horas seguidas sin dar un solo fallo. Pesaba siete toneladas, estaba compuesto de más de 5.000 válvulas, tenía memorias de mercurio y ocupaba 35 metros cuadrados de superficie, más que los minipisos de Trujillo. Para cuando la CBS montó el espectáculo de la predicción del resultado de las elecciones de 1952, Remington Rand había construido y vendido otras dos unidades y tenía pedidos para tres más.
Tras aquella memorable noche electoral, y el acierto del programa de predicción que había programado Mauchly –quien, dicho sea de paso, fue el primero en usar la palabra "programar" en este contexto–, el nombre de Univac se convirtió en sinónimo de ordenador en la mente de los estadounidenses, tal y como décadas más tarde Google sería sinónimo de búsqueda cibernética. Asimov dedicó unos relatos a un ordenador complejísimo, de varios kilómetros de extensión, al que llamó Multivac, en clara alusión a nuestra criatura. Y un servidor lleva unos quince años usando el apodo de Multivac en foros y blogs de internet, aunque quizá no sea un detalle de la misma importancia, jeje.
Sin embargo, su reinado fue muy corto. En 1955 ya se vendieron más ordenadores de IBM que unidades de Univac. Remington Rand fue incapaz de colocar computadoras con la misma eficacia que la que vendía el equipamiento de oficina que tenía en su catálogo tradicional, y pasó a convertirse en el más alto de los siete enanitos con que compitió IBM hasta comienzos de los años 80, con apenas un 12% del mercado. Tras diversas fusiones, ahora se llama Unisys.
Eckert trabajó como directivo en la empresa el resto de su vida, mientras que Mauchly se dedicó a la consultoría. Y pese a que la arquitectura Von Neumann seguramente debió llamarse arquitectura Eckert, lo cierto es que ambos reciben el crédito de haber creado el primer cerebro electrónico. Que no es poca cosa.
CEROS Y UNOS: De los autómatas jugones a la primera computadora como Dios manda – Los orígenes censores de IBM – Wikipedia: del porno al conocimiento – Con el Altair 8080 llegó el escándalo: Bill Gates.