'SANS-CULOTTES'
Fanatismo a calzón quitado
La Revolución Francesa, como todas las que vinieron después, nunca hubiera sido posible sin una legión de desharrapados lo suficientemente fanatizada y resuelta para imponerse en la calle. Y es que, a diferencia de la independencia de Estados Unidos, una revolución de propietarios, granjeros y comerciantes de misa diaria hartos de pagar impuestos, la francesa fue muy callejera, muy sanguinaria y muy cainita.