Quisiera explicarles las investigaciones del doctor Anton Afanasyev, investigador científico de la Academia de Ciencias Rusa y miembro del Consejo Científico de la revista Procesos de Mercado. En un español pausado y muy correcto nos habló de fray Rodrigo de Porto, religioso franciscano de la primera mitad del siglo XVI, posible autor de un Manual de confesores publicado anónimamente en 1549 y en el que se esboza una pionera versión de la teoría cuantitativa.
Poco se sabe de su vida, aparte de su pertenencia a la Seráfica Provincia de Piedad y que habría fallecido en el año de 1567, cuando fue impreso (también anónimamente) el primer Compendio del manual de confesores en portugués. En la introducción, el autor refiere haber copiado muchas ideas del texto de 1549 y señala que ya no vivía quien lo escribió. Lo que corrobora también Martín de Azpilcueta en su tercera edición del Manual de confesores y penitentes (1556), en que se refiere a un padre "muy reverendo y gran señor y amigo nuestro Francisco" que habría escrito "un manual pequeño antes que compusiésemos este grande; y que por algunos justos respetos quiso que se imprimiese sin su nombre". Sabemos que Azpilcueta estuvo en la Universidad de Coimbra entre 1538 y 1555, donde trabajó calificando libros para el cardenal infante don Henrique, inquisidor mayor de Portugal.
Tenemos, pues, dos datos novedosos: una explicación seminal de la cuantitativa y una relación de conocimiento entre su autor y nuestro doctor navarro, Azpilcueta. En cuanto a lo primero, la encontramos entre las anotaciones sobre el precio justo de los bienes, que se deben fijar atendiendo a su abundancia o escasez y al "dinheyro com que se ha de comprar". Se trata de una consideración muy breve y apenas desarrollada, pero a juicio de Afanasyev es un anticipo de las conclusiones más completas de Azpilcueta, quien sin embargo no las explicitaría hasta 1552.
Efectivamente, ya en 1542 el doctor navarro había escrito que el precio justo viene determinado "por la abundancia o falta de mercadería y principalmente de los compradores"; lo que completa en la segunda edición de su Manual de confesores y penitentes (1552) incluyendo el dinero como uno de los factores que determinan el precio justo. Esta idea la termina de desarrollar en el apéndice a la tercera edición del referido Manual (1556), con el título de Comentario resolutorio de cambios (que es el texto que le hizo famoso). Aquí encontramos la célebre cita sobre
lo que hace subir o bajar el dinero, que es de haber gran falta y necesidad o copia de él, vale más donde o cuando hay gran falta de él que donde hay abundancia... Lo segundo, y muy fuerte, que todas las mercaderías encarecen por la mucha necesidad que hay y poca cantidad de ellas; y el dinero, cuando es cosa vendible, trocable o conmutable por otro contrato, es mercadería; por lo susodicho, luego también él se encarecerá con la mucha necesidad y poca cantidad de él. Lo tercero, que (...) en las tierras do hay gran falta de dinero, todas las otras cosas vendibles y aún las manos y trabajos de los hombres se dan por menos dineros que do hay abundancia de él... La causa de lo cual es que el dinero vale más donde y cuando hay falta de él, que donde y cuando hay abundancia.
¿Dónde pudo encontrar la inspiración fray Rodrigo para escribir estas intuiciones? No lo sabemos. Pero no resulta extraño que una persona cercana a la Universidad de Coimbra conociera esas primeras doctrinas económicas que ya en 1534 comenzó a explicar Francisco de Vitoria en Salamanca. Allí enseñaba siguiendo la Suma teológica de Tomás de Aquino; y las cuestiones sobre cambios, precios y dinero se analizaban en un capítulo sobre la justicia. Por eso su discípulo Domingo de Soto redactó el famoso tratado De iustitia et iure en 1553, que tuvo más de veinticinco reimpresiones antes de 1600.
En todos estos casos se debatía un problema candente: el impacto del comercio con América sobre los precios; lo que Azpilcueta resumirá genialmente en el mismo texto que antes cité:
Por la experiencia se ve que en Francia, do hay menos dinero que en España, valen mucho menos el pan, vino, paños, manos y trabajos de los hombres; y aún en España, el tiempo que había menos dinero, por mucho menos se daban las cosas vendibles, las manos y trabajos de los hombres que después, que las Indias descubiertas la cubrieron de oro y plata.
En cualquier caso, debemos destacar la lealtad de Azpilcueta a su amigo franciscano, reconociendo la supuesta autoría de una obra que luego él mismo completaría mejor teóricamente. Además, como siempre mantuvo la doctora Grice-Hutchinson, se confirmaría el origen ibérico de la teoría cuantitativa del dinero, anterior a la formulación de Bodino en 1568.