A los jerarcas socialistas y comunistas españoles les gusta fotografiarse con la bandera rojigualda cuando son ministros; por lo demás, sus sentimientos están con la tricolor de la II República, la francesa y la kufiya palestina.
Hace unos años, el fotógrafo Alfredo García Francés, premio nacional de periodismo en 1984, sufrió todo tipo de insultos, menosprecios y advertencias por tener una bandera rojigualda; no fue en la redacción del Avui, ni en la de Gara ni en la de Público, sino en la de El País, convertido hoy en el principal diario monárquico. Asó lo contó en su blog el propio afectado:
En octubre de 2002, me enviaron una banderita española firmada por los amigos que acudieron a una manifestación en San Sebastián. Convocaba Basta Ya, el lema era ‘Contra el Nacionalismo Obligatorio’ y participaron Mayor Oreja y Redondo Terreros. Fue un éxito. Por cariño, la puse sobre mi mesa en El País. En las paredes de la redacción colgaban otras banderas republicanas, palestinas y vascas. El gesto me costó un enorme disgusto en el diario en las siguientes elecciones.
Un miembro de CCOO, redactor de internacional, secuestró mi banderita, luego sufrí agresiones verbales por parte de algunos compañeros y jefes, muy especialmente del perro que soltaron para roerme las canillas, el entonces subdirector Félix Monteira, más tarde director de Público y hoy [2010] Secretario de Estado de Comunicación del Gobierno de España. Félix, excelente periodista y comisario político, me acusó durante semanas de llevar a la redacción la guerra de las banderas, y sus palmeros, de facha y otras memeces parecidas.
Yo respondía atónito que estaba en España, dentro de la ley (artículo nº 4 de la Constitución), y que en la redacción se exhibían otras banderas. Pero, no hubo manera. Chantaje y sectarismo, por delinquir mostrando la bandera de mi país. En Madrid. En el diario independiente de la mañana, en el templo de la libertad. Al final, decisión salomónica, ordenaron quitarlas todas.
La guía electoral socialista de 1977
En la transición, una vez muerto el general Franco, tanto el PSOE como el PCE ocultaron las banderas tricolores y rojas, para no crispar... y para no perder votos, debido al recuerdo de lo que fue la República entre los españoles.
En la guía electoral del PSOE para las elecciones de 1977 se estableció que el único símbolo que se usaría sería el del puño y la rosa, más el eslogan "La libertad está en tu mano". Aunque el partido no se había pronunciado sobre la aceptación de la Monarquía, tampoco iba a perder votos por ondear la tricolor. Sobre la bandera republicana, esa guía decía lo siguiente:
Hay que tener en cuenta la Ley Antilibelo, en la cual se puede caer de lleno por la utilización de dicha bandera, lo cual puede ser la excusa servida en bandeja para que los gobernadores civiles dificulten nuestra campaña, nos prohíban actos, detengan a personas, etc., evitando que contactemos con el electorado, que es nuestro objetivo.
El sociólogo Julio Feo, uno de los miembros del círculo más cerrado de Felipe González, relata en sus memorias, tituladas Aquellos años, varios casos en que los servicios de orden (es decir, los matones) del partido quitaron banderas tricolores a los militantes. En un mitin en la plaza de toros de Cáceres, Feo afirma que Pablo Castellano, primer candidato de la lista por esa provincia, había montado un numerito:
En un palco había unos muchachos con banderas republicanas. Curiosamente, había tres banderas y dos personas. Felipe se cogió un importante cabreo.
Los muchachos se habían encerrado por dentro, por lo que los "miembros del equipo de seguridad de Felipe González", tres de los cuales eran escaladores, treparon al palco;
las banderas se retiraron tras un pequeño forcejeo con los dos muchachos que resultaron ser dos chicos gitanos, ignoro si compañeros del partido o contratados.
El mismo Feo paró en Murcia a un anciano que trataba de acercarse al estrado donde se encontraba González; al menos Feo empleó la educación y no las manos.
El control del aparato del PSOE sobre los asistentes a sus actos fue muy cerrado, a diferencia del PCE, como escribe con satisfacción Feo. El PCE
se vio obligado a utilizar la fuerza y la violencia para retirar en sus actos las banderas republicanas, teniendo peleas importantes y consiguiendo con ello más de una fotografía en las primeras de los periódicos, con la consiguiente pérdida de credibilidad y prestigio.
Puñetazos por una bandera roja
Muchos militantes o simpatizantes de izquierdas de los años de la transición recuerdan perfectamente que los miembros de esos partidos y sindicatos les persuadían de que no llevasen banderas rojas ni tricolores a los mítines ni las manifestaciones, y cuando no lo conseguían recurrían a los palos para ablandar la mollera de los cabezotas.
En un artículo sobre la memoria histórica y las ganas de desenterrar a García Lorca (Ideal de Granada, 18 de septiembre de 2008), el profesor José Vicente Pascual narra cuál fue el comportamiento de la izquierda, incluso de Santiago Carrillo, hasta el 23-F:
No me equivoco, porque tengo memoria, si recuerdo que esa izquierda agotó las existencias de colgadura y banderas rojigualdas al día siguiente del intento de golpe de Estado de Tejero. Llevaban encima "la estanquera" hasta para ir a la compra. Daba gusto oír a Santiago Carrillo clamar "viva España" al final de sus mítines en aquel tiempo. Aquí se perdona y se olvida cuando conviene, no cuando se debe.
También recuerda que un matón de Comisiones Obreras le atizó por llevar una bandera roja en un acto de un Primero de Mayo:
A un servidor ya le partieron la cara una vez, por sacar una tricolor un primero de mayo, y el energúmeno que casi me deja tuerto no llevaba uniforme gris ni camisa azul, sino brazalete de Comisiones Obreras. Otra hostia no van a colocarme, eso lo tengo bien claro. Ni otra vez van a engañarme.
El periodista de izquierdas Alfredo Grimaldos ha contado historias parecidas. Así, en una entrevista este mismo año dijo:
En 1977, cuando los legalizan, [los comunistas] asumen la bandera monárquica y a partir de ese momento la consigna es reprimir la bandera republicana. Conservo todavía una bandera republicana rota por varios trozos por los servicios de seguridad del PCE.
En otra entrevista, realizada en 2004, explicó que los militantes comunistas, disciplinados como miembros de la Cheka, cumplían las órdenes del Politburó de arrebatar banderas tricolores y rojas a los asistentes:
Recuerdo perfectamente la cara de algunos viejos militantes comunistas cuando se veían obligados, por disciplina de partido, a enfrentarse, en el año 77, con quienes desplegábamos las banderas republicanas en las manifestaciones aún ilegales.
Ya sabemos que Felipe González, Alfonso Guerra y Santiago Carrillo dieron órdenes de arrancar las banderas inconstitucionales antes de la Constitución. Ahora nos gustaría saber si Cayo Lara, Gaspar Llamazares, Alfredo Pérez Rubalcaba y Elena Valenciano eran de los que las cumplían.