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Guillermo Dupuy

Una traición sin ningún 'verso suelto'

Todo parece indicar que la traición de Rajoy a su electorado va ser total, no va a tolerar siquiera un 'verso suelto' acorde al programa electoral del PP

Todo parece indicar que la traición de Rajoy a su electorado va ser total, no va a tolerar siquiera un 'verso suelto' acorde al programa electoral del PP

Hace ya más de un año ironicé ante el "gran acuerdo" entre el PP y el PSOE que algunos aún pedían para hacer frente a la crisis institucional, nacional y económica que, tanto entonces como ahora, padece España. Dije que ese acuerdo entre los dos grandes ya se ha había consumado y que, básicamente, consistía en "dejar de lado el programa electoral del partido que ganó las últimas elecciones generales".

La verdad es que, desde entonces, el gobierno de Rajoy no se ha salido un ápice del guión de tamaña felonía: sigue sin haber el menor atisbo de reforma del modelo autonómico, que no sea el destinado a intentar contentar a los nacionalistas; las subidas de impuestos se mantienen y se siguen justificando en unos objetivos de reducción del déficit que ni se cumplen ni se hacen cumplir; el endeudamiento público crece a un ritmo aun mayor que en tiempos de Zapatero, y el poder judicial –por no alargarme con más ejemplos– sigue siendo correa de transmisión del poder político.

Alberto Ruiz-Gallardón, que se calificaba a sí mismo de "verso suelto" del PP en unos tiempos en los que este partido aún era referente para los principios liberal-conservadores en nuestro país, ha contribuido, sin duda, a que el gobierno de Rajoy sea un poema, todo él, absolutamente irreconocible. Y no sólo por haber aparcado su promesa de cambio en el sistema de elección del Consejo General del Poder Judicial, o por su aceptación del mal llamado matrimonio homosexual; también por su apoyo a tratar el 11-M o a ETA como cosas pasadas, así como por su gusto por los impuestos, el gasto público y el endeudamiento que caracterizan esta tercera legislatura de Zapatero, bajo siglas del PP.

Paradójicamente, sin embargo, lo único que hace peligrar ese inconfesable acuerdo no escrito entre el PP y el PSOE es el empeño del otrora verso suelto en cumplir ahora el programa electoral del PP en lo que a la reforma del aborto se refiere.

Con todo, es evidente que el gobierno no va a contar con el apoyo del PSOE ni siquiera para volver a la regulación del aborto de tiempos de González, por lo que dudo mucho de que, presidiéndolo Rajoy, el ejecutivo vaya a llevar a cabo una reforma del aborto acorde a sus promesas electorales. Todo parece indicar, por el contrario, que la traición de Rajoy a su electorado va ser total, que no va a tolerar siquiera un verso suelto que sea fiel al programa electoral de su partido.

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