Parece ser que a la corajuda Isabel San Sebastián algo no le cuadra en la actitud del PP con Sortu. "El PSOE está en lo suyo; en la rendición de la dignidad". Pero "¿dónde está el PP? Es lo que nos preguntamos muchos", dice. "La reacción del PP a este salivazo a las víctimas, la justicia, la legalidad vigente y la lucha contra el terrorismo ha sido tibia, timorata o directamente inexistente, si hablamos de Rajoy". Así que tiene la mosca detrás de oreja. "¿Es que está metido en el ajo? Sea como fuere, huele a tongo".
A estas alturas todo el mundo debería ser consciente de que el Gobierno de Rajoy está "metido en el ajo" y que ha hecho suya la repugnante política de apaciguamiento de sus antecesores socialistas. La hipocresía de su reacción no debería servir para que fuéramos más indulgentes sino mucho más severos en su crítica.
Hace un año muchos habíamos ya visto motivos más que suficientes para advertir de que "habría que vigilar al Gobierno de Rajoy". Esa desconfianza la vino a confirmar poco después el mismo candidato del PP a la presidencia del Gobierno con ocasión del aval a la "paz sucia" de ETA que constituyó su despreciable y felona reacción al repugnante y chantajista comunicado en el que ETA accedía a cambiar el calificativo de su cese de la violencia de "permanente" a "definitivo".
Esa reacción de Rajoy -elogiada poco después en Gara por la propia organización terrorista- debió ser más que suficiente para que ya todos perdiéramos la esperanza de que, con un gobierno popular, se respetaría la Ley de Partidos o se cumplirían íntegras las penas. No digamos ya nada de esperar la detención de Josu Ternera o del esclarecimiento y castigo del chivatazo policial a ETA, infames colaboraciones con banda armada bajo mandato del "ejemplar" Rubalcaba.
La continuidad del brazo político de ETA en las instituciones y de la política de acercamiento y reinserción de sus presos bajo un gobierno del PP no la inaugura, precisamente, la ultima "faisanada judicial" del Constitucional con Sortu. Claro que, puestos a recordar delitos de colaboración con banda armada, más que al faisán deberíamos recordar la ternera, valga la expresión.
Aunque todavía queden unos meses para el 25 aniversario de la brutal matanza que ETA, bajo la jefatura de Josu Ternera, perpetró en la casa cuartel de Zaragoza, no entiendo cómo no hay un periodista en este país que no le haya preguntado al presidente del Gobierno en rueda de prensa si puede prometernos por su conciencia y honor que ignora el paradero de este canalla sobre el que pesa desde 2002 una orden de búsqueda y captura del Tribunal Supremo, más burlada aun que sus sentencias de ilegalización de Bildu o Sortu.
¿Le ha preguntado Rajoy a sus antecesores socialistas por su paradero? ¿O su interés en este asunto es tan escaso como el que ha demostrado a la hora de valorar la más reciente burla del Constitucional a la Ley de Partidos? Ignoro si el Gobierno de Rajoy está incurriendo con Ternera en ese "delito de omisión del deber de perseguir delitos y sus responsables" tipificado en el artículo 408 de nuestro ¿vigente? Código Penal. De lo que no tengo la menor duda es de que en ese delito incurrió el Gobierno de Zapatero, tal y como evidencian las declaraciones de Eguiguren en las que señalaba los mensajes del presidente del Gobierno que comunicaba al terrorista cuando se reunía con él.
Ese acto de colaboración a favor de este histórico e irredento dirigente de ETA, incluido no hace mucho por los EEUU en su "lista negra" de terroristas, pero sobre el que pesa desde hace diez años una orden de búsqueda y captura del Supremo, es infinitamente más grave y más continuado en el tiempo que el que se perpetró en el Bar Faisán con los recaudadores del "impuesto revolucionario". ¿Nos contentamos con que Ternera no encabece la candidatura de Sortu en las próximas elecciones?