Aunque ninguna de las iniciativas que los distintos partidos políticos han inscrito en el Congreso vaya a tener mucho recorrido mientras el Gobierno siga en funciones, bien está que Ciudadanos se haya estrenado en el Parlamento con la presentación de una proposición no de ley en defensa de la unidad de España. Ahora bien: si Rivera pretende "comprometer" el respaldo del Congreso al Gobierno en funciones "en aquellas medidas que deba tomar para garantizar la legalidad en Cataluña", no estaría de más que el líder de Ciudadanos apuntara cuáles son, según él, las medidas necesarias para, más que garantizar, restablecer la legalidad en esa parte de España.
Lo digo, más que nada, por el hecho de que la última medida tomada por el Gobierno de Rajoy respecto a la Administración autonómica golpista, ya una vez aprobado el sedicioso programa de Mas, que Puigdemont acaba de ratificar sin modificar una coma, fue la de brindarle 3.034 millones más provenientes del Fondo de Liquidez Autonómica. Eso, por no recordar otras medidas que en el pasado ha tomado este Gobierno contra el proceso secesionista catalán, tal y como tratarlo como simple "algarabia", o tratar de apaciguarle con un nuevo y singular modelo de financiación autonómica muy similar al mal llamado pacto fiscal.
No sé. A lo mejor las medidas para las que Rivera pide un cheque en blanco a favor de Rajoy son esas propuestas de reforma constitucional destinadas a "encajar la singularidad" de Cataluña, tal y como ya propusieron algunos ministros del PP como Catalá o Margallo.
Tengo también mis dudas respecto a si esas medidas para las que Rivera ya adelanta su apoyo se reducirán, nuevamente, a recurrir al Tribunal Constitucional para que emita una nueva sentencia como aquellas que iban a impedir la celebración de una consulta secesionista como la celebrada el 9-N, o como otra más reciente que iba a poner punto y final al procés en la fase en la que ahora se encuentra.
A diferencia de lo que propone miope y lamentablemente no sólo Pablo Iglesias, tengo la tranquilizadora certeza de que ninguna de esas medidas en las que pueda pensar Rivera como solución al secesionismo catalán sea la de acceder a celebrar un referéndum en Cataluña y que la unidad de España pase a sostenerse no en la soberanía nacional, sino en la de esa mayoría de catalanes que parece que todavía quieren seguir siendo españoles.
También estoy seguro y me tranquiliza que ninguna medida de Rajoy para la que Ciudadanos brinda su anticipado apoyo será la de no tomar medida alguna, creyéndose o haciéndonos creer esa cómoda falsedad de que el procés está en sus minutos basura, o como la de que ningún delito se ha perpetrado aun, sino que todos ellos están por llegar.
También estoy seguro, sin embargo, de que este Gobierno ahora en funciones ha sido parte, involuntaria pero decisiva, del problema, como para que ahora me tranquilice ninguna petición de apoyo que no vaya acompañada de medida concreta alguna, diferente, claro está, a las que, lejos de disuadir, han envalentonado a los nacionalistas.
Si Ciudadanos no quiere morir, no debe olvidar para qué nació. Y lo hizo no tanto para ser una alternativa a los nacionalistas como una alternativa a una casta, supuestamente nacional, cuya lucha contra el nacionalismo se ha reducido a verlas venir o a tratar de apaciguarlo vanamente con nuevas concesiones.
Sin duda es hora de unidad entre el PP, el PSOE y Ciudadanos, pero de una unidad entorno a una firmeza y a una detallada hoja de ruta para aplastar un proceso secesionista que no por gradual deja de ser golpista. Si los nacionalistas tienen una muy concreta y detallada hoja de ruta para hacer añicos la soberanía nacional, el Gobierno debería tener una para defenderla. Y mientras no la tenga, de nada servirá brindarle el apoyo.