A pesar de ser el primero en advertir de los riesgos de la dispersión del regeneracionismo que entraña el hecho de que UPyD, Ciudadanos y Vox concurran a las elecciones por separado, no voy a utilizar ahora el sondeo del CIS que se ha hecho público este jueves para subrayar la existencia de ese riesgo. Este pronóstico del CIS, que no concede ningún escaño a Vox ni a Ciudadanos y tan solo da 3 a UPyD en las próximas elecciones europeas, no es en absoluto creíble y apesta a cocina elaborada con el objetivo de movilizar el voto útil en favor de un PP que se muestra seguido muy de cerca del PSOE por culpa de unos votos desperdiciados en formaciones minoritarias que no van a obtener representación parlamentaria.
La falta de credibilidad que otorgo a este sondeo no sólo se basa en las discrepancias que muestra con otros realizados por organismos independientes o en la falta de acierto que el CIS ha dejado patente en elecciones anteriores. Lo baso, sobre todo, en que es contradictorio con el propio sondeo que el CIS hacía público este mismo martes y que fue elaborado una semana antes que el que ahora nos ocupa.
Con un procedimiento y un error muestral prácticamente idénticos, ¿nos quieren hacer creer que la diferencia en intención de voto entre el PP y el PSOE de 5,7 puntos que se percibió en el sondeo elaborado del 1 al 7 de abril ha descendido a tan sólo 2,7 puntos, tal y como dice la encuesta elaborada del 7 al 26 de abril? ¿Pretenden que creamos también que la estimación de voto a UPyD, que el CIS cifraba en el 8,9%, se ha desplomado en cuestión de días al 5,3%? ¿Es creíble que esto ocurra y que los beneficiarios no sean Ciudadanos ni Vox, ni siquiera el PP, sino los nacionalistas e IU?
La prospectiva y los sistemas electorales son, en multitud de ocasiones, muy paradójicos, pero no hasta este extremo. Ya era un poco sospechoso que el CIS hubiera rebajado la estimación de voto a UPyD del 9,2% que le concedía en enero al 8,9 del sondeo publicado el martes. Algunas meteduras de pata, sin embargo, de Rosa Díez y, sobre todo, la irrupción de otros partidos con vocación nacional y regeneracionista podrían, con todo, explicarlo. Pero que el CIS, en este sondeo hecho a continuación, fije esa estimación de voto en solo el 5,3% no se sostiene.
Algunos aducirán que en el sondeo realizado durante la primera semana de abril se preguntaba por estimación de voto en el ámbito de unas elecciones generales, mientras que en este ultimo sondeo, que este mismo organismo realizó a continuación del anterior, se preguntaba específicamente por las europeas. Este hecho, sin embargo, aún resta más credibilidad a esta última encuesta, habida cuenta de que es precisamente en las europeas cuando la fidelidad a los grandes partidos más se debilita y más tendencia existe a votar a formaciones minoritarias.
Con todo, por poca credibilidad que otorguemos a este sondeo del CIS, bien haría Rosa Díez en escuchar el consejo de Fernando Savater: "No debemos huir, por personalismos, de unirnos con otros partidos". Y es que, por mucho que en UPyD, Vox y Ciudadanos pudiesen el 26 de mayo reírse "a mandíbula batiente" de este sondeo, lo que es seguro es que todos deberían lamentar haberse presentado por separado.