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Guillermo Dupuy

El 'corazón loco' de Pedro Sánchez

Sánchez tendrá que optar por una u otra compañia porque “es imposible seguir con las dos, corazón loco, no te puedo comprender y ellas tampoco”.

La pretensión de Pedro Sánchez de querer alcanzar la presidencia del gobierno con el apoyo de Ciudadanos y Podemos me recuerda aquel conocido bolero de Antonio Machín en el que se preguntaba "cómo se puede querer a dos mujeres a la vez y no estar loco". Y me lo recuerda no tanto porque sea una relación a tres, lo cual es inevitable si el PP y el PSOE se niegan mutuamente la presidencia, como por lo zumbao que hay que estar para pretender integrar en esa relación a partidos tan dispares como Podemos y Ciudadanos.

No se cuál de de las dos formaciones, si Ciudadanos o Podemos, podría ser para el "corazón loco" de Pedro Sánchez "el amor sagrado, compañera de su vida, esposa y madre a la vez" y cuál “el amor prohibido, complemento de mis ansias, a quien no renunciaré”. Pero lo que está claro es que, aunque el dirigente socialista buscara ahora la abstención de Albert Rivera, renunciando así a su compromiso de que cualquier acuerdo para su investidura “tiene que tener el sí de Ciudadanos", haría falta también que Ciudadanos incumpliera su compromiso, no sólo de no apoyar un gobierno PSOE-Podemos, sino de votar en contra del mismo.

En cualquier caso, alguna cosa, si no loca, rara tendrán que hacer nuestros políticos para desatascar la rarísima situación en la que nos encontramos, si los resultados de unas nuevas elecciones siguen exigiendo como condición sine qua non para la formación de un nuevo gobierno un acuerdo entre PP y PSOE. Y con "raro" me refiero a la posibilidad de que algún partido político deje que el adversario forme gobierno para poco después desbancarlo y convocar nuevas elecciones. En este sentido, un PP regenerado y liberado de la losa del rajoyismo junto a una formación como Ciudadanos sería una oposición formidable contra un gobierno tan frágil como sería el conformado por el PSOE y Podemos. Pero, claro, para desbancar a Rajoy hace falta que el PP pase, aunque sea brevemente, a la oposición, y para eso hay que dejar que Sánchez gobierne con Podemos, aunque sea también brevemente. Sólo entonces el PP y el PSOE tendrían unos lideres distintos a Rajoy y a Sánchez y sólo desde esta perspectiva podría tener algún sentido que Ciuadanos se abstuviera ahora, al menos para quienes tememos por encima de un fugaz gobierno PSOE-Podemos a que el rajoyismo se perpetúe y con él la nula representación parlamentaria del muy traicionado electorado liberal-conservador.

Lo que desde luego no tiene ningún sentido es pretender que Garicano y Errejón se sienten en un mismo Consejo de Ministros presidido por Sánchez. El líder socialista tendrá que optar por una u otra compañía porque, terminando con Machín, "es imposible seguir con las dos, corazón loco, no te puedo comprender y ellas tampoco".

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