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Ser refugiado en Sudán

El nuevo Estado del sur ansía empezar a marchar oficialmente y aunque es aún muy débil tiene grandes apoyos.

Quién sabe si conmemorar hoy, 20 de junio, el Día Mundial del Refugiado sirve para algo. Probablemente no, aunque alguno aprovechará para ensalzar la causa palestina o malmeter contra la OTAN. Pero donde verdaderamente se acumulan las tragedias de los refugiados es en lugares del África Subsahariana, como Sudán.

Las últimas semanas han sido brutales en cuanto a violencia y a número de refugiados, con toda la tragedia humanitaria que conlleva. Y ha sido cuando apenas quedan unas semanas para que sea oficial el nuevo país de Sudán del Sur. No ha sido casualidad.

La zona de Abyei, con un estatus aún sin definir, y la provincia de Kordofan del Sur, son las últimas protagonistas. Bombardeos aéreos y campañas de intimidación por parte de las fuerzas de Jartum advierten del riesgo de un nuevo Darfur, región cuya situación sigue siendo dramática aunque prácticamente invisible.

En Abyei viven los dinka, a favor de la secesión y de la unión al nuevo Estado del sur, y los misseriya, que pastorean temporalmente en la zona y cuentan con el apoyo de Jartum. Éste les ha armado durante décadas a cambio de su apoyo en otros conflictos como Darfur. También hay petróleo aunque no tanto desde que en 2009 la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya dejara fuera del territorio de Abyei dos de los tres principales pozos de petróleo. La decisión –vinculante– en teoría calmaría las disputas supuestamente económicas, pero no sido así porque permanecen las antiguas animadversiones. El último episodio ha sido la invasión del Ejército de Jartum de Abyei como respuesta a una supuesta emboscada de manos de efectivos de Sudan del Sur.

Kordofan del Sur es una provincia del norte de Sudán pero parte de sus habitantes, en especial los nuba, han luchado durante décadas al lado de los rebeldes del sur que ahora se independiza. Se ven muy diferentes a las elites árabes de Jartum y se niegan a ser arabizados. Se han rebelado, se dice que apoyados por milicias del sur, y el ejército ha intervenido con mucha violencia.

Oficialmente el presidente del Sudan del Sur no quiere responder militarmente a Jartum. Es un simple cálculo estratégico. Ha logrado el apoyo de EEUU, del resto de los países occidentales, y de los vecinos africanos y desea mantenerlo. En la práctica no es tan fácil. El Ejército del nuevo país es el heredero de la antigua guerrilla que luchó contra el norte y aún está en el proceso de transformación hacia un Ejército regular. Es difícil mantenerlos a raya.

El nuevo Estado del sur ansía empezar a marchar oficialmente y aunque es aún muy débil tiene grandes apoyos. El presidente al Bashir, sin embargo, se enfrenta al reciente rechazo de la población, de algunos de miembros de su entorno. Puede que por ello se haya lanzado contra Abyei y Kordofan. Tarde o temprano caerá pero ello no traerá la tranquilidad. Mientras, los refugiados seguirán deambulando. La historia de siempre.

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