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GEES

Las necesidades de nuestras tropas

Chacón está consiguiendo transmitir con éxito esa ideología progre que considera más urgente el diseño de nuevos uniformes para las militares españolas que renovar el envejecido parque de vehículos sobre ruedas para el transporte de nuestras tropas

Tras el bombazo anunciado por la ministra de Defensa –adecuar los uniformes militares a la morfología del cuerpo femenino, que no del masculino– la noticia del despliegue de 17 nuevos vehículos blindados en Afganistán no ha tenido, ni de lejos, la notoriedad de la primera noticia. Parece que Carmen Chacón está consiguiendo transmitir con éxito esa ideología progre que considera más urgente y de mayor utilidad el diseño de nuevos uniformes para las militares españolas que renovar el envejecido parque de vehículos sobre ruedas para el transporte de nuestras tropas en las misiones que llevan a cabo en el exterior.

El parque de blindados (de escuadra y de pelotón) del Ejército de Tierra está formado por los Blindados Medios de Ruedas (BMR), los Vehículos de Alta Movilidad Táctica (VAMTAC) y los todoterreno Aníbal. Además de tener muchos años, no disponen de la protección suficiente en materia de blindaje o contra minas, indispensable en escenarios como Afganistán o Líbano. El BMR es el principal vehículo blindado de nuestro Ejército, que tuvo su papel en los años 70 y 80 pero ya desde mediados de los 90 se empezó a aconsejar su sustitución. Se optó, sin embargo, por no reemplazarlo e ir incorporando sucesivas adaptaciones técnicas, pero a día de hoy resultan insuficientes para las misiones que llevan a cabo las tropas españolas en el exterior.

Tras varios accidentes y ataques con artefactos explosivos improvisados (IED) y tras la continúas y crecientes voces que pedían más protección para los efectivos españoles, el entonces ministro Alonso anunció, en noviembre de 2007, un ambicioso Plan de Renovación de Vehículos Blindados del Ejército con la adquisición, en tres fases, de un total de 575 vehículos blindados MRAP (Mine Resistent Ambus Protected) –395 de escuadra y 180 de pelotón–  por un importe de 321 millones de euros.

En la actualidad, nos encontramos en la primera fase de dicho Plan: la compra de 120 blindados de escuadra (con capacidad para 4-5 personas) y 100 de pelotón (8-10 personas). Aquí se encuadra el lote de 17 vehículos de escuadra LMV Lince, cuyo destino será Qala-e-Now en Afganistán, y que ha anunciado hace pocos días la ministra Chacón.

Pero lamentablemente para nuestras tropas, se trata de un plan improvisado por Alonso que Chacón parece que va a continuar. Si el objetivo primordial es la sustitución de los BMR (blindados de pelotón) no se entiende porqué el Plan prioriza los vehículos de escuadra sobre los de pelotón –que son los más importantes para el Ejército en los escenarios hostiles–, tanto en número como en orden de llegada. Hasta ahora sólo se ha recibido una parte de los vehículos blindados MRAP de escuadra, que si bien pueden sustituir a los VAMTAC y a los Aníbal, en ningún momento son equiparables a los BMR.

En cuanto a los blindados antiminas de pelotón, el Ministerio de Defensa ha elegido el modelo RG-31 MkE5 Nyala, de la filial surafricana de la empresa británica BAE, si bien el contrato aún no se ha firmado. Aunque gozan de mayor protección contra los IEDs que los BMR, no protegen con eficacia contra los EFPs (Explosively Formed Penetrators), que son los que están sustituyendo poco a poco a los IEDs. Además, fuera de nuestras fronteras –en especial en EEUU– hay un amplio debate sobre la adecuación y la utilidad de los MRAP. Aparte de no tener el blindaje adecuado para defenderse de los EFPs, son demasiado pesados para circular y se maniobran con dificultad; su escasa movilidad táctica les convierte en un objetivo de fácil alcance; tienen poca capacidad todo-terreno, lo que limita enormemente el número de rutas y terrenos por los que puede transitar; es buen vehículo antiminas pero su capacidad de combate es nula y se aleja de las necesidades de los actuales escenarios.

A pesar de todas estas dudas, la ministra parece seguir adelante con un Plan cuya primera fase no va a solucionar de forma definitiva la seguridad de las tropas desplegadas en el Líbano y Afganistán. Tampoco remedia la excesiva tardanza que se ha producido en el proceso de renovación de los BMR, para lo que se estima habrá que esperar a la tercera fase del Plan, que está previsto que dé comienzo nada más y nada menos que en 2017. Demasiada demora para cubrir unas necesidades urgentes.

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