Por si hubiera alguna duda, el PRI ha regresado al poder en México, y está dispuesto a no perderlo. El presidente, Enrique Peña Nieto, el único de su partido que ha ganado la presidencia en unas elecciones libres y desde la oposición, ha mostrado al país entero que los poderes fácticos no limitarán sus facultades.
Uno de esos poderes fácticos que imponían políticas a los presidentes anteriores era Elba Esther Gordillo. Esta mujer, nacida en 1945, ha sido diputada y senadora federal, presidenta de la Cámara de Diputados y secretaria general del PRI. Su fuerza proviene del control que ejerce desde 1989 sobre el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el sindicato más grande de Hispanoamérica, con un millón de afiliados.
Gordillo ha vetado reformas en las enseñanzas primaria y secundaria, que en México son desastrosas, con maestros que heredan el puesto de sus padres y escasa exigencia profesional.
En los últimos años se fue distanciando del PRI, que la expulsó de sus filas en 2006; entonces aceptó apoyar al candidato del Partido de Acción Nacional, Felipe Calderón. Sus ganas de tener influencia directa en la política y un blindaje la llevaron a fundar el partido Nueva Alianza, que tiene ahora diez diputados.
¿Y cómo se ha enfrentado Enrique Peña Nieto a la Maestra, que tal es su apodo? Recurriendo a tácticas ya empleadas por Carlos Salinas de Gortari, el primer presidente del PRI cuya elección se discutió en las calles y los medios de comunicación como fraudulenta. En enero de 1989, menos de seis semanas después de jurar como presidente, Salinas hizo detener y encarcelar a Joaquín Hernández Galicia, la Quina, el amo del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República, por posesión ilegal de armas, no por corrupción. Algo parecido ha hecho Peña con Gordillo, que fue detenida el pasado 26 de febrero bajo la acusación de desviar en provecho propio fondos del SNTE por importe de 120 millones de euros.
Como Salinas, Peña demuestra a la sociedad mexicana, a la oposición y a su propio partido que quiere gobernar como un rey absoluto. El PRI y Peña Nieto se presentaron a las presidenciales y legislativas de 2012 con el mensaje "Nosotros sabemos gobernar". Y la libertad de Elba Esther Gordillo es la primera prueba que el presidente ofrece a los mexicanos.
Peña ha sido capaz de firmar un acuerdo de gobierno con el PAN y el izquierdista PRD, que además se ha librado de Andrés Manuel López Obrador. Los grandes empresarios le apoyan. Y muchos mexicanos que detestan al PRI lo soportarán si al menos aplica las reformas que el país necesita y cumple la promesa de recuperar el orden, aunque sea dentro de la corrupción.
Ahora bien: Salinas acabó su sexenio como el presidente más detestado; y perseguido por su sucesor y correligionario Ernesto Zedillo.