Menú

El caos se extiende

Yemen es otro ejemplo, como Libia y Siria, de país complejo donde los regímenes utilizan la fuerza para reprimir protestas pacíficas y no pacíficas, y donde esta realidad se solapa con otras que no debemos despreciar.

La buena noticia de la liberación por fuerzas yemeníes de la ciudad de Zinjibar el 10 de septiembre, tras llevar meses en manos de Al Qaida, se ha visto eclipsada por la posterior represión sangrienta de las protestas en la capital, Saná.

Yemen, donde las revueltas comenzaron el 27 de enero, es otro ejemplo, como Libia y Siria, de país complejo donde los regímenes utilizan la fuerza para reprimir protestas pacíficas y no pacíficas, y donde esta realidad se solapa con otras que no debemos despreciar. La presencia de islamistas radicales es una constante para los tres países, y estos aprovechan las revueltas para actuar, en Libia y Yemen con notable éxito. Menos visibles en Siria, donde en realidad nada es visible dada la habilidad del régimen para filtrar la información, los yihadistas fueron capaces hace cinco años de atacar la Embajada estadounidense en Damasco y tienen antecedentes de activismo en el país en los ochenta y en la diáspora desde entonces.

Volviendo a Yemen, donde aunque el presidente Alí Abdullah Saleh abandonó en junio el país y delegó poderes el 12 de septiembre en su vicepresidente, aquí se reproduce como en Siria y Libia la concentración del poder en manos familiares. De hecho, el hijo del jefe del Estado, Ahmed Alí Abdullah Saleh, dirige la Guardia Republicana, la élite de los instrumentos de seguridad del régimen. El 18 de septiembre era reprimida una manifestación en Saná que pretendía alcanzar el Palacio Presidencial, provocando la muerte de una treintena de manifestantes, y en los dos días posteriores morían otros tantos en idéntico escenario. Como ocurriera en Libia, elementos del Ejército hace tiempo que desertaron –en el caso de Yemen los fieles al General Alí Mohsen Al Ahmar, comandante de la Primera División Acorazada–, existe la fractura tribal, con el líder Sadeq Al Ahmar dirigiendo a sus huestes contra el régimen, y además Al Qaida asoma la cabeza en tan convulso escenario para lograr ventajas. Las tropas del general Alí Mohsen se han enfrentado a sus compañeros del Ejército regular, fieles a los Saleh, en las calles de Saná el 18 de septiembre, y es previsible que la situación se deteriore rápidamente.

La presencia de Al Qaida es mucho más clara en Yemen que en los otros escenarios de revueltas árabes, pues es fuerte en el sur, aunque acabe de ser desalojada de Zinjibar, y forma parte de una de las principales franquicias de Al Qaida central: Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA). En un momento en que Ayman Al Zawahiri acaba de emitir un vídeo en el que presume de que las revueltas árabes son un mérito de los yihadistas, muchos se han sorprendido por tan arrogante elucubración, pero lo que sí nos demuestran casos como los de Yemen y Libia es que los seguidores de Al Qaida tratan y tratarán de aprovechar situaciones de caos para obtener réditos y que hay que estar vigilantes para evitar que lo consigan.

En Internacional

    0
    comentarios
    Acceda a los 1 comentarios guardados

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Escultura