El hasta ahora aparente accidente aéreo que el 3 de junio costaba la vida a las 159 personas que viajaban a bordo de un avión de la línea nigeriana Dana Air, se produce en tal contexto que no puede impedir citar como posible la hipótesis de un atentado. El número total de víctimas aún se desconoce, pues el aparato cayó sobre viviendas en la ciudad de Lagos, y el hecho de que en él viajaran militares de alta graduación o el portavoz de la Compañía Nacional Nigeriana de Petróleo (NNPC) ha alimentado las sospechas. Por de pronto, las autoridades nigerianas han retirado la licencia a la compañía siniestrada el 5 de junio pero importante será que todos los detalles de la tragedia sean conocidos cuanto antes.
Ésta se añade a otras tragedias ocurridas recientemente en el país más poblado de África y que en ningún caso deben de pasar desapercibidas. Recordemos que Nigeria es desde hace años objetivo prioritario del terrorismo yihadista salafista, y que se está viendo cada vez más afectada por la desestabilización endémica del Sahel. Atentados, suicidas o no, se repiten cada vez con más frecuencia, y la alta letalidad que provocan indica que el grupo terrorista yihadista salafista local, Boko Haram, creado en 2002 y dinamizado particularmente desde hace tres años, es una de las franquicias más prometedoras de la firma terrorista Al Qaida. Tras haberse producido sangrientos atentados en meses precedentes –como fueron, entre otros, los cometidos contra periodistas de diversos medios el 26 de abril (8 muertos) o el cometido contra un mercado de ganado el 3 de mayo en Potiskum, en el noreste del país, y que provocó al menos 34 muertos– el mes de junio comenzaba con un acontecimiento que ha pasado desapercibido para muchos pero que muestra cuán interrelacionados están los grupos terroristas y sus actividades en toda la subregión de África Occidental.
El 1 de junio era asesinado un rehén alemán cuando fuerzas especiales nigerianas pretendían liberarlo. Secuestrado en el norte de Nigeria el pasado mes de enero, lo más preocupante es que estaría en manos de terroristas de Al Qaida en las Tierras del Magreb Islámico (AQMI) cuando se producía dicho intento de rescate. Ello pone de nuevo de actualidad la dramática situación de dos decenas de secuestrados por AQMI o por una de sus escisiones, y a los que todos dan por ubicados en el turbulento norte de Malí. La muerte del rehén alemán y la captura de otro ingeniero italiano, el 30 de mayo en el centro de Nigeria, ponen de manifiesto que la amenaza lanzada contra este gran país africano por Osama Bin Laden en 2006, y renovada por su sucesor Ayman Al Zawahiri en diversas ocasiones, no era una bravata sino una clara condena.
Es por ello necesario aclarar cuanto antes si el avión siniestrado fue objetivo o no de un atentado, y ello cuando los países de la región siguen temiendo la utilización de las sofisticadas armas robadas de los arsenales libios.