Los drones o aviones no tripulados de uso militar desarrollan su actividad en la sombra. Tanto los UAVs de observación como los de ataque, realizan sus misiones de manera furtiva, al margen de cualquier reconocimento político o juridico por parte de quien los usa. Su actividad encaja mal en cualquier "ius in bello", por lo que el ridículo de la Casa Blanca pidiendo la devolución de un avión que se supone no debía estar ahí, ha sido histórico.
Este uso furtivo, unido a la relativa sencillez de su uso –sobre todo en comparación con el de aereonaves tripuladas– hace que la tentación de reducir la defensa de ellos sea grande. En los últimos años, Obama ha multiplicado el uso de estos aviones, en misiones y lugares de todo tipo: desde el ataque a miembros de Al Qaeda en Pakistán –incluida la operación contra Ben Laden–, Somalia o Yemen hasta el espionaje en Corea del Norte o Irán. La progresiva "desmilitarización" de la guerra de Afganistán, sin la derrota talibán, ha llevado a Obama a buscar ésta mediante el uso de estos aparatos: se calcula que unos quinientos talibanes o alqaedistas han muerto en Pakistán por este motivo.
Ahora bien, el manejo a distancia de los aviones y los sistemas informáticos y electrónicos para su manejo, los hacen más vulnerables al pirateo, que es lo que parece haber ocurrido en Irán. Y añade a los riesgos habituales en el uso de aviones la posibilidad de que se pierdan por problemas en los sistemas de control y guiado. Poco después de la interceptación del Sentinel, un Predator se estrellaba en las Seychelles.
A más drones sobrevolando, más posibilidades de que el enemigo –en este caso una joint-venture tecnológica que desde Irán, pasa por Rusia y llega a Corea del Sur y China– los descubra, los intercepte y extraiga la información adecuada. O los recupere en caso de accidente –con el enorme aumento de su uso se han multiplicado sus pérdidas– si no son destruidos a tiempo, algo que Obama, en el caso del RQ-170, no se atrevió a hacer en su momento.
Al final, para poder liderar "desde atrás" y "desmilitarizar" la política exterior americana –como afirmaba el otro día un asesor de la Casa Blanca– Obama está combatiendo a sus enemigos apoyándose casi exclusivamente en los furtivos drones de reconocimiento y ataque. Quizá así consiga seguir separándose del legado de Bush, que sí colocaba tropas sobre el terreno, sin ahorrarse los disgustos. A cambio de tener a éstas en casa para 2012, Obama expone a los UAVs, y a los tesoros tecnológicos que portan, muchísimo más al enemigo. ¿Está abusando de los drones?