De un mentir sagrado, o el juego del diablo
15 de Marzo de 2012
Uno dice a otro: "Miento". Y enuncia lo imposible. Así nació la filosofía en Grecia. O así narraban los atenienses que nació: en la enunciación de aquello que, al ser dicho, se aniquila. Miento. Sólo se piensa en interrogaciones. Y no hay interrogación, si no hay mentira. La mentira sostiene el pensar. Y la filosofía no es, como soñará todo idealismo, disciplina de la verdad, sino meditación en la paradoja constituyente del mentir: lengua de la inmanencia.