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Obama y el secuestro del Sueño Americano

Durante la mayor parte de su historia los americanos recurrieron a sí mismos, no al Gobierno, para salir adelante.

En su Discurso sobre el Estado de la Unión, el presidente Obama continuó con su secuestro del Sueño Americano. Utilizando un lenguaje aceptado desde hace muchos años como parte de la tradición americana, adoptó la pose de defensor del trabajo duro, la responsabilidad y otros valores tradicionales. Pero no nos deberíamos dejar engañar. Su visión del Sueño Americano no es la verdadera. Más bien se trata de la visión imaginaria que desde hace mucho tiempo han venido soñando los progresistas de Estados Unidos, pero que ha sido rechazada desde hace mucho tiempo también por el pueblo americano.

La "Estrella Polar" de Obama, expresión que utilizó en su discurso, va a redefinir lo que los americanos esperan de su Gobierno y a transformar lo que el Gobierno puede hacer con los americanos.

Obama afirma que quiere restablecer el "pacto básico" que forjó este país. Si eso fuera verdad, estaría reduciendo la dependencia del pueblo respecto al Gobierno. Después de todo, durante la mayor parte de su historia los americanos recurrieron a sí mismos, no al Gobierno, para salir adelante.

Pero no es eso lo que él quiere. Está claro, viendo los nuevos programas que propone, que el Sueño Americano de Obama trata principalmente de lo que el Gobierno puede hacer por el pueblo. Siempre se trata de la asistencia y los servicios públicos, nunca de que la gente debería tener derecho a hacer las cosas por sí misma.

Cuando el presidente dice que quiere restablecer unos Estados Unidos en que "se pueda salir adelante, sin importar de dónde se venga, sin importar la propia apariencia ni a quién se ame", puede usted estar seguro de que no quiere decir lo que la mayoría de los americanos piensa. Suena como si estuviera alzando la bandera de la confianza y la responsabilidad. Pero no. Teniendo en cuenta los nuevos programas que propone, está claro que quiere decir justo lo contrario: redoblar la apuesta por el Estado del Bienestar y engordar una agobiante deuda que hipotecará el futuro de nuestros hijos.

Cuando Obama habla de forjar "nuevas pasarelas de la oportunidad dentro de la clase media", puede usted apostarse lo que quiera a que no se está refiriendo a la igualdad de oportunidades. Él no piensa en liberalizar la economía para hacer que crezca de nuevo, que es lo que ayudaría a la gente de bajos ingresos a incorporarse a la clase media. Más bien pretende aplicar más programas estatales a la gente de bajos ingresos, que es lo que los atrapa en entornos pobres y peligrosos.

Cuando habla de fortalecer a las familias, podría pensarse que se refiere a reducir la dependencia del asistencialismo que ha acompañado a la fragmentación de las familias en los barrios de rentas bajas. Pero en realidad ha redoblado la apuesta por el mismo Estado del Bienestar que ha diezmado a dichas familias.

Y cuando alude al fomento de la libre empresa se podría pensar que quiere reducir las regulaciones que pesan sobre las empresas, para que puedan volver a contratar trabajadores. Pero su respaldo iniciativas legislativas como la Dodd-Frank van en sentido contrario.

He aquí una idea: ¿por qué no decimos la verdad del Sueño Americano en una campaña publicitaria? Sin rodeos. Sin tergiversar el significado de las palabras. Sino aludiendo a lo que ha significado a los americanos a través de los tiempos.

Quizá entonces el pueblo americano comprenda a dónde le esta llevando Obama.

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