Una estafa de altos vuelos se está perpetrando en Washington DC. La gente está pidiendo a gritos que se abra el grifo del petróleo y el gas americanos. Perforemos ahora. Perforemos aquí. Paguemos menos. Un 70% de los americanos dice que debemos acabar con la moratoria a la exploración petrolera en alta mar. ¡Hasta la mayoría de californianos está de acuerdo!
Por tanto, los progres que dominan el Congreso de Estados Unidos van a hacer algo respecto a este problema. Es decir, el problema político. No el energético. Organizarán una votación sobre la exploración petrolera en alta mar. O algo así. Lo justo para decirles a los votantes que “han captado el mensaje” y que “han hecho algo”, pero no más y no lo suficiente como para que esto suponga una diferencia en el precio de la gasolina. Y esta argucia irá dentro de un paquete con un montón de malas ideas y de grandes gastos.
Habrá un paquete de medidas con una etiqueta que dirá: “amplia” legislación energética. Ésa es la palabra de la que hay que cuidarse: Amplia. Cuando la aplicaron a la legislación sobre inmigración, esta palabra clave significó “incluye amnistía”. Cuando la aplicaron a la vivienda, quiso decir que las reformas de Fannie Mae y Freddie Mac iban acompañadas por decenas de miles de millones de concesiones a ese sector y a los grupos izquierdistas.
Cuando la aplican a la legislación energética, “amplia” significa un poquito de exploración petrolera y mucho babeo por los regalitos que la acompañan.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, demócrata por California (y elegida varias veces) ha enviado un mensaje en clave afirmando que la medida incluye algo de exploración petrolera en alta mar aceptable para la Cámara a pesar de su larga e inflexible oposición a la exploración petrolera. Pero advierte cuidadosamente que una disposición a favor de la exploración petrolera sólo se tomará en consideración si va acompañada como parte de un gran paquete de medidas. He aquí lo que se espera incluya ese paquete:
- Expansión mínima de la exploración petrolera en alta mar. Muy mínima. Puede que se asemeje a la reciente propuesta bipartita de los senadores de la “Banda de los 10” que darían su aprobación condicionada a que las exploraciones se realicen sólo en 4 estados (Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia). Obviamente faltan en la lista Florida, la zona este de la costa del Golfo, toda la costa oeste del país y Alaska. También queda fuera la exploración petrolera en otros terrenos públicos, que incluye la Reserva Nacional de Alaska (ANWAR). En otras palabras, todas las zonas donde se supone que hay grandes depósitos de petróleo y gas seguirían estando prohibidas.
- El eterno siempre favorito de los progres, un impuesto a las “ganancias inesperadas”. La vieja versión de la época de Jimmy Carter consiguió reducir la producción doméstica en un 5%, hizo que aumentaran las importaciones de petróleo cerca de un 15% y sólo generó una quinta parte del dinero que los patrocinadores de la ley habían prometido, y todo porque redujo los incentivos para producir energía en la nación. Entonces no fue de ayuda, como tampoco lo será hoy. Al añadir un coste adicional, el impuesto a las ganancias inesperadas hace que la gasolina sea más cara, no más barata.
- Otros aumentos de impuestos al petróleo y al gas, posiblemente entre 35.000 y 85.000 millones de dólares. Los progres quieren más dinero procedente de los impuestos para subsidiar a los productores de fuentes alternativas de energía (menos la nuclear). A pesar de años de subsidios masivos, estas alternativas siguen siendo demasiado costosas para competir con un barril de petróleo a 120 dólares.
- La liquidación de la Reserva Estratégica de Petróleo de Estados Unidos. Esto podría provocar una momentánea bajada de precios, pero nos dejaría desprevenidos para emergencias militares. (El ataque de Rusia contra la república de Georgia y sus oleoductos demuestra lo rápido que los suministros extranjeros pueden verse interrumpidos).
- Una restricción al estilo “o lo usas o lo pierdes” en la exploración petrolera de terrenos públicos. Es un poco de teatro exagerado, ya que las petroleras no están perforando en zonas donde tienen permisos pero en las que no hay los suficientes petrocarbonos que justifiquen la perforación.
- Una fingida serie de “medidas represivas” contra los especuladores del mercado de materias primas. En el canon progre, los especuladores son los cocos que supuestamente hacen que los precios del petróleo suban. De alguna manera, estos imaginarios especuladores desaparecieron cuando los precios bajaron.
- Demandas legales contra la OPEP.
Lo que faltará en esa legislación será alguna disposición para eliminar toda la burocracia que ha frustrado la exploración petrolera y que ha bloqueado la construcción de plantas nucleares y de nuevas refinerías durante décadas en Estados Unidos.
Los progres no quieren que el paquete de medidas llegue al despacho del presidente Bush, solamente quieren que las noticias sobre el paquete de medidas lleguen a los oídos de los votantes. Es por eso que están hilando fino en lo que debería ser una ley de exploración petrolera sin componendas, pero que está plagada de detalles venenosos.
Lo que de verdad buscan es el equivalente legislativo de una hoja de parra que les permita proclamar pomposamente que ellos están a favor de la exploración petrolera en alta mar, aunque dentro de un “amplio” marco lleno de matices. La estrategia es socavar el aumento de apoyos experimentado por la minoría republicana de la Cámara (y que sigue en su plenario protesta mientras el Congreso está de vacaciones hasta el 1 de septiembre, día del trabajo en Estados Unidos) con una legislación que deje al Partido Republicano farfullando: “¡Eso no es lo que queríamos!”.
Todo esto no es más que una maniobra dilatoria para dejar el asunto de la energía para el año siguiente, cuando haya un nuevo presidente que se encargue del tema (y un Congreso que, como siempre, valore el politiqueo por encima de todo). Así fue que nos metimos en este lío y así continuamos en él.
©2008 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg
Ernest Istook, ex congresista de Estados Unidos que sirvió en el Comité Selecto sobre Seguridad del Territorio Nacional, es un distinguido miembro de la Fundación Heritage.