No os acordáis de mí, Pablo y Alberto;
no me decís piropos como antes;
ya nunca os declaráis mis semejantes,
y estoy, para vosotros, como muerto.
Las nieblas del olvido me han cubierto;
de mí ya nunca habláis a los votantes;
hacéis vuestra campaña, tan pimpantes,
mientras mi corazón está desierto.
Me lo advirtió Maduro: "Son niñatos
volubles, vanos, frívolos e ingratos,
que juran darte amor, y solo es labia.
Te dejarán tirado y en el lodo.
También yo los amé. Se lo di todo…
y no hacen más que hablar de Escandinavia".