Ahora resulta que el hecho de que los aficionados del Athletic y del Barça ultrajaran a todos los españoles, representados por el himno nacional y por el Rey, es una muestra de "libertad de expresión". Pues ya he tomado nota.
Si libertad de expresión
es ultrajar con chiflidos,
abucheos y bramidos
al himno de la nación
y a Felipe de Borbón,
yo me amparo en los factores
de inmunidad anteriores,
y, para que todo cuadre,
me cago en la puta madre
de todos los chifladores.