Aguirre tiene culpa in vigilando.
Pero aunque mal y tarde, va y dimite.
Mariano no hace caso a tal envite,
y sigue (y sigue, y sigue) gobernando.
Aguirre siempre ha sido ordeno y mando.
Estilo que aquí ya no se permite.
Mariano es de silencio y de desquite.
De hacer como que no chiticallando.
Aguirre siempre ha dado la batalla.
Su mérito (y su error): que no se calla.
Y se hace odiar desde una y otra orilla.
Mariano, por su parte, da más miedo:
ejerce de distante y don Tancredo…
y cuando te relajas, te acuchilla.