Ya ha empezado la campaña electoral autonómica de Cataluña. Y el futuro se augura pésimo. ¿Por qué? Enumeraré solo algunas razones: 1) porque se ha permitido que siguiera al mando de la Generalidad un Gobierno secesionista, con todas sus corrosivas competencias; 2) porque se ha consentido la intimidación y el amedrentamiento de los ciudadanos no separatistas; 3) porque se ha seguido tolerando la violencia antiespañola; 4) porque se ha mantenido abierta la carísima TV3, con su separatismo descarnado; 5) porque continúan los abusos contra los castellanohablantes y 6) porque el adoctrinamiento en la educación se ha mantenido en unos niveles de descaro estupefacientes.
Podrá ganar un partido u otro, pero no nos quepa duda de que los separatistas, favorecidos por la ley electoral española y por la inacción (o, peor, por la connivencia) de los Gobiernos de la Nación durante mucho tiempo, van a seguir erre que erre, machacando las libertades y aplastando a los que todavía se tienen por españoles.
En fin, disculpen mi pesimismo, que he resumido en este ovillejo:
–¿Qué aire en Cataluña inhalo?
–¡Malo!
–¿Muy pronto (ya es manifiesto)?
–¡Funesto!
–¿Y en un tiempo posterior?
–¡Peor!
No corro riesgo de error
si en mi ovillejo le auguro
a Cataluña un futuro
malo, funesto o peor.