
¿De qué estás, Pep Borrell, en el Gobierno?
¿De excusa, de pretexto, de coartada?
¿De aliño de una insípida ensalada?
¿De adorno secundario y subalterno?
¿De reequilibrador del juego interno?
¿De símbolo de cierta edad dorada?
¿De figurón retórico? ¿De nada?
¿De intento de aguantar hasta el invierno?
¿De cupo catalán? ¿De marioneta?
¿De gladiador? ¿De abuelo Cebolleta?
¿De qué te ha puesto Sánchez? Di, Borrell.
¿De lúbrico delfín? ¿De torvo escualo?
¿O simplemente estás de poli malo
frente a la poli buenaMeritxell?