Aquí ninguno sabe, pero todo apunta a que volveremos a las urnas. Todos dicen estar en contra, pero nadie mueve un dedo por evitarlo. Algunos se comportan como si tuviesen varios ases en la manga, pero meter un órdago tiene siempre sus riesgos. ¿Y si vuelve a salir lo mismo? ¡Oh! ¿Y si la peña se queda en casa y sale cualquier cosa? ¡Ah!
Ni siquiera sabemos cómo recibirían los españolitos una nueva convocatoria. Nuestros poetas, raro en ellos, encarnan posturas antagónicas:
¡QUÉ ILUSIÓN!
por Monsieur de Sans-Foy
¿Que quieren elecciones? ¡Pues qué bien!
Me encanta que me pidan opinión.
A mí, lo de votar me pone a cien.
Me siento como el sabio Salomón.
¿Será como subir al mismo tren,
bajando sin salir de la estación?
¿Será como saltar de la sartén
al fuego? (Qué suspense, qué emoción).
No sé si Caracuero tiene un plan
o marcha por la vida al buen tuntún,
al mando de un velero bergantín.
Votemos y brindemos con champán
si de ésta, a algún verraco tierno aún,
le acaba por llegar su San Martín.
ME DA PEREZA
por Fray Josepho
¿Otra vez elecciones? Qué pereza.
¿Otra vez a las urnas? Qué coñazo.
¿Otra vez la campaña? Me amostazo.
De pensarlo me duele la cabeza.
¿Otra vez los carteles? Qué simpleza.
¿Otra vez los debates? Qué latazo.
¿Otra vez las promesas? Amenazo
con fugarme de España, con franqueza.
¿Otra vez propaganda? Qué bostezo.
¿Otra vez con los mítines? Empiezo
a sentir el sopor y la cachaza.
¿Otra vez los embustes? Qué cenizo.
Qué tostón. Qué futuro más plomizo.
¡Que el Coletas conjure la amenaza!