Atribuir al Excmo. Sr. Ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (la denominación anterior, "Fomento", le quedaba corta) cierta soltura de maneras compatible con la chulería no nos parece faltar a la verdad. Tan es así que no hemos preguntado a nuestros vates si ese espejo de diplomáticos, ese oráculo de estadistas, es chulito o no: les hemos preguntado si puede afirmarse que José Luis Ábalos es el más chulo de España.
La respuesta, como no podía ser menos, ha sido controvertida:
PA CHULO, ÁBALOS
por Fray Josepho
Pa chulo, chulo, chulo, mi Pirulo,
que es Ábalos. La pura chulería.
Un tipo que alardea y desafía,
sin sombra de pudor ni disimulo.
Con ese toque rústico y garrulo
de tasca, puticlub o whiskería.
Con esa jactanciosa altanería...
En fin, Sanfuá, lo dicho: que es un chulo.
Y encima, da la imagen petulante
del fanfarrón altivo y arrogante,
impávido a la mofa y al agravio.
No puede haber más chulo que ese tío,
al que quizá le falte, como avío,
llevar un mondadientes en el labio.
CASI, CASI... PERO NO
por Monsieur de Sans-Foy
¿Que es Ábalos gallito y altanero?
¿Que es chulo y bravucón? Es evidente.
Pero qué lejos queda del Primero,
del Sumo Fanfarrón: el Presidente.
No hay otro como él. Ni Zapatero,
cuya autoevaluación condescendiente
le eleva de patán a condotiero,
es chulo como Pedro. ¡Ni Clemente!
Pedrito se codea con las Musas,
y no de mucho airbag modelos rusas...
sino con las fetén, que son las griegas.
Las Musas representan el talento,
la fuente de la acción, del pensamiento
(menos para Rufián, que son charnegas).