No fue un sicario. Lo contaba la escena del crimen, la munición empleada, la distancia de disparo, la necesidad del criminal de asegurarse con un segundo impacto. Pero la información averiada entregada a los periodistas decía que sí y en la tele no faltaron frikis que volvieron a utilizar a la Policía como fuente única.
La cartuchería estaba trucada y para conservar su eficacia tenía que ser disparada a bocajarro o cañón tocante, me lo confirma el mejor armero de Madrid. El crimen de Carmen Martínez, la matriarca de la familia de oro de Alicante, es un plan elaborado, cometido por alguien que lo planificó hasta en sus últimos detalles, posiblemente, dice ahora la Policía, un ejecutor único que no delegó en nadie.
Como principal sospechoso, aunque tarde, ha sido detenido el marido de la hija menor de la víctima. Fue la última persona que vio con vida a Carmen, y además es el gerente de la exposición de coches con lavado en el que fue ejecutada. Ella estaba en su Porsche Cayenne, que había llevado para una revisión rutinaria y lavado. La mataron cuando fue a recogerlo. Curiosamente, el yerno, que había quedado con ella y le había entregado las llaves, no la acompañó hasta el vehículo. Algo que se suele hacer con los clientes distinguidos, mucho más con un pariente tan señalado como la suegra. Interrogado por la Policía, no informó de que está asociado al tiro olímpico y conoce perfectamente el mecanismo de las armas. Fue la Guardia Civil la que ofreció este dato. En el tiro olímpico puede uno encontrar expertos capaces de preparar su propia cartuchería. Además de resolver todos los problemas que suelen presentar las armas. Por supuesto, son conscientes de los residuos que quedan en las manos o la ropa cuando se dispara.
El yerno se marchó a casa en el momento de la perimuerte de la víctima. Cuando la Policía aplicó la prueba de residuos de disparo a los trabajadores, incluido él mismo, no encontró nada; pero no estima en mucho el test, dado que tuvo tiempo de ir a casa y eliminar los restos.
El lugar de los disparos no tiene cámaras de vigilancia, aunque hay carteles que confunden, porque informan de que sí las hay. Es un sitio que, si no lo conoces, llama a engaño.
Lo más impactante de todo es que, tres horas después del crimen, un menor que estudia en el extranjero y relacionado directamente con la familia exhibió en internet una camiseta de ajedrez con la palabra "Mate" y una escena de jugada estampada en la que, quizá, estando en antecedentes, se pueda adjudicar un papel a algunas piezas, como la reina, el caballo y los alfiles. Es posible que se trate de un código que podría entender otro jugador, quizá alguien que le haya enseñado el juego. El ajedrez no está de moda y no hay muchos jóvenes que sepan cuántos cuadros tiene un tablero. Sin embargo, este sabe que el significado de jaque es amenaza; y que jaque mate significa muerte.
Fue muy extraño que los investigadores no le dieran importancia, porque era inevitable que estuviera relacionado. Se entiende que hay que preservar los detalles, porque se trata de un menor, pero restarle importancia fue una cosa que solo celebró la prensa de la pachanga.
Ahora se ve que todo adquiere coherencia. Las sospechas están claras y el juez está detrás de la cadena de indicios, que son sólidos. La familia que ha sufrido la pérdida de Carmen está dividida en dos bandos, por un lado el hijo y por el otro las tres hijas. Esta segunda parte afirma que el detenido es inocente y piensa que será pronto puesto en libertad. El emporio del que son propietarios factura más de doscientos millones de euros al año y tiene ramificaciones en medio mundo. De ahí que una de las fantasías animadas que dieron pábulo a que el asesinato fuera cosa de sicarios tendría que ver con los negocios de ultramar o con una venganza de socios descontentos. Todo eso era mera especulación que pillaba muy lejos, con un viaje imposible de profesionales de la muerte que no necesitan venir desde la patria de los crímenes por encargo porque tienen franquicia en España. Probablemente la Policía lo tuvo claro desde el primer momento y por eso hizo una de despiste para que los desinformadores entretuvieran el ocio.