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Francisco Pérez Abellán

Islamistas sin Islam

El terrorismo de la banda Daesh escapa a las previsiones de los analistas de inteligencia y no son detectados.

Los nuevos terroristas no suelen ser hombres religiosos. Aman la cerveza, el tabaco y la buena vida. De hecho suelen ser desclasados a los que reclutan mediante precio. Así de pronto sorprenden a bordo de un camión de 19 toneladas y quince metros de longitud atropellando a casi trescientas personas en el Paseo de los Ingleses de Niza. ¿Pero cómo es un yihadista si no sigue los preceptos religiosos, fuma, bebe y come bacon? Bueno, pues sí, son delincuentes o gente del hampa directamente. Ya lo eran los jefazos del atentado a la sala Bataclán en París. Profesionales a cambio de compensación que incluso “matan a la occidental”. Dicen que el conductor del camión asesino hizo un envío de dinero a sus padres, tal vez parte del botín. No era alguien a quien le sobrara la pasta pero tuvo la suficiente para alquilar el arma del crimen, hacer sus pagos y mandar un regalo a los progenitores.

Se puso a bien con el mundo mientras tenía un pie en el estribo. El terrorismo de la banda Daesh escapa a las previsiones de los analistas de inteligencia y no son detectados. En realidad en la Europa del Brexit los expertos en seguridad no suelen tener mucha suerte. En la mayoría de los asuntos acaban recurriendo a la fuerza bruta y la inteligencia acaba siendo como la música militar. La prevención brilla por su ausencia y en Niza era más fácil entrar con un camión asesino que partir mantequilla con un cuchillo japonés.

En las carreteras españolas la Guardia Civil dispone de rastrillos cuando hace controles. Si te los pasas y deciden tirar del rastrillo, el vehículo queda clavado con las ruedas pinchadas. Pero en el Paseo de los Ingleses, fuga de los ingleses, brexit de los british, no había pinchos para las ruedas y sí unos agentes incapaces de vigilar el perímetro. La gente vio en seguida el gran fallo de seguridad y le armó el pitote al presidente Valls y la crítica gorda a Hollande por los fallos en la prevención. Podría suceder en cualquier otro país porque este terrorismo ha echado mano del delincuente común y no del beato de las huríes, pero de momento el objetivo es Francia, esa gran nación con tan grandes fallos en Interior.

Los teóricos del terrorismo, los agentes jubilados, cuantos viven de la culta latiniparla se muestran perplejos porque no pueden enmarcar a los asesinos en una célula regular de yihadistas y es que de forma definitiva y expansiva, el Daesh se desmarca, se adapta, despista y se marca ahondar en los grandes fallos, donde la improvisación ha tomado el relevo a la investigación y la captura de los grandes reclutadores. Le echan la culpa a las redes sociales, a Internet, pero en Niza le gritaban al gobierno y le hacían abucheos. Una y otra vez el Daesh construye un islamismo sin Islam que permite poner en duda si estamos en la conquista de Al Andalus o es que han abierto la jaula de los locos.

El asesino Daesh de Niza había ensayado, sin dejar nada al azar, se había preparado psicológicamente para atropellar a trescientos y era un soldado del califato al que los periodistas cursis llaman ISIS. No era un loco suelto sino un criminal con una misión.

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