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Francisco Pérez Abellán

El violador que nos amenaza

Hace solo unos días, dos policías muy guapas detuvieron al feo violador y asesino de mujeres Pedro Luis Gallego, conocido como el Violador del Ascensor.

Hace solo unos días, dos policías muy guapas detuvieron al feo violador y asesino de mujeres Pedro Luis Gallego, conocido como el Violador del Ascensor, que presumiblemente ha llevado a cabo otras dos violaciones consumadas y dos intentos en grado de tentativa en los alrededores de la Paz, convirtiendo Madrid en un lugar aterrorizado por un condenado a 273 años de cárcel por 18 violaciones anteriores y el asesinato de dos jóvenes, Marta Obregón y Leticia Lebrato. Episodio angustioso del que, como viene siendo habitual, las autoridades han informado poco y mal.

Es el cuarto violador capturado por reincidencia tras la suelta masiva de la derogación de la Doctrina Parot, que a modo de parche increíble se inventó de forma antijurídica para no seguir permitiendo lo que con desvergüenza ocurre en España: el que mata a muchas personas acaba pagando menos que el que paga por una sola, puesto que el cumplimiento máximo siempre se queda en menos, aunque se disfrace con la fantasiosa aritmética que pone 50.000 años de cárcel al presunto del 11-M, dos mil a los etarras y casi trescientos a los violadores, aunque todo se quede reducido de forma escandalosa a que a La Tigresa le salgan solo unos meses por cada uno de sus asesinatos, que fueron más de veinte, y al depredador sexual le salgan gratis la mayoría de las violaciones y el asesinato de una de las niñas.

La prensa poco ilustrada le echa la culpa a Europa, al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo que echó abajo la Doctrina Parot, que era una aberración jurídica, con lo que Estrasburgo hizo lo que debía, poniendo de relieve que no se puede aplicar la ley de forma retroactiva, cosa que se hacía a la desesperada. El Tribunal de Derechos Humanos se limitó a darle la razón a la etarra Inés, que recurrió la norma surgida en el Supremo una mañana de pensamiento feliz. No hacía referencia a otros casos, pero sentaba jurisprudencia y tuvieron que aplicarla para cumplir con Europa. De modo que Estrasburgo no tiene la culpa de la suelta de criminales: el asesino de Alcácer, el del portal, el del estilete, el del ascensor y hasta uno que han bautizado como "el de la Parot".

¿Pero de quién es la culpa si no de Estrasburgo? La culpa es del Poder Legislativo, que siempre se va de rositas: de sus señorías, los señores diputados, que incurren en falta de leyes contra reincidentes. Aquí se hacen normas a piñón fijo para durar aunque no sirvan y queden superadas. La idea de que el asesino en serie pague más es buena y por eso deberían haber aprobado una nueva legislación. Cosa que no se ha hecho ni antes, ni después ni hasta ahora mismo.

Los señores diputados no se remangan ni se ponen a cambiar las leyes para seguridad de los ciudadanos. Debido a la falta adecuada de normas contra reincidentes, Pedro Luis logró que le dejaran en libertad tras muchas violaciones y aprovechó la salida para matar a dos muchachas, cosa de la que tampoco se ha culpado a nadie.

A pesar de toda clase de advertencias, la ley impide vigilar a estos individuos que no tienen reinserción, lo que se sabe en todo el mundo, y se deja que salgan y vuelvan a cometer fechorías con gran cinismo político. Además, en el ejercicio de un paternalismo obsoleto, no se previene a la población de que hay un violador suelto, como se hace desde el Estrangulador de Boston, y se permite que las víctimas caigan desprevenidas en manos del criminal. Frente a esto, no olviden que siempre hay un violador al acecho.

Lo último es que el jefe de policía de Madrid iba a contar los detalles de la brillante actuación policial cuando recibió contraorden, con lo que hasta la rueda de prensa fue un fiasco. Dijo que era muy importante que no se divulgara el rostro del "monstruo" para que no se impugnaran las ruedas de reconocimiento porque así se iba a conseguir la condena definitiva. Siento mucho no estar de acuerdo: primero creo que la jeta actual de este tío debería estar en todas las esquinas y todos los medios de comunicación; y, en segundo lugar, dudo mucho de que, pese a su competencia, jefe, logre usted una condena que le tenga más tiempo en prisión, dado que se ha saltado a la torera una de 273 años.

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