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El otro crimen de Cuenca

Hace tiempo que el periodismo no explica bien el crimen, ni el delito.

Este verano con carácter de emergencia nacional se ha cometido una escabechina, con asesinatos no sólo de mujeres a manos de sus parejas sino de niños a manos de sus padres, para vengarse de las mujeres. Todo esto revela una gran falta de estrategia política para combatir el crimen más allá de otras explicaciones marrulleras. La ley de Zapatero contra la violencia de género, dictada por un ministro que acabó envuelto en las generales de la propia ley, se muestra totalmente inútil en el aspecto disuasorio.

Dos chicas jóvenes han sido raptadas y asesinadas en Cuenca presuntamente por un individuo que tiene antecedentes como secuestrador y maltratador. Una de las muertas había sido su pareja durante mucho tiempo, y vio venir la catástrofe, pero no supo qué hacer para impedirlo. Solo se le ocurrió ir al domicilio de su ex acompañada de una amiga, y el presunto criminal, presuntamente, las mató a las dos.

Hace tiempo que el periodismo no explica bien el crimen, ni el delito. Ni lo sigue, ni lo recoge, ni lo tratan especialistas, sino que en el colmo del sarcasmo lo escriben los mismos que se atreven con la valoración política, y en muchos casos, es contado por gente que no entiende el funcionamiento judicial ni policial. Ni siquiera la propia jerga. Sin ahondar en la amenaza permanente de los políticos a la libertad con sus leyes mordaza, veremos a cronistas deportivos dando las notas policiales, dado que las noticias de ETA ya las da la cuentachistes de la tele.

He leído estos días en El País, después del naufragio, escrito por alguien con espíritu de redactor de editoriales, que los bobbies han venido a Magaluf a patrullar con la Guardia Civil para evitar el botellón permanente de los guiris, lo que significa ignorar que eso es función de la policía local. En el mismo artículo se explica que el balconing es saltar de un balcón a otro, cuando en realidad se trata de tirarse a la piscina desde la habitación del piso alto. Otro columnista de pro convierte la máxima distinción de la policía, la medalla de oro al mérito, concedida por Fernández a la virgen María, en una inexistente "medalla de la Guardia Civil". Con los crímenes la cosa todavía es más grave. Se suelen imprimir sin desbastar las filtraciones del sumario que son siempre interesadas. Recuerdo aquí que en los tiempos del gran Julio Camarero empezamos a ignorar la recogida de la papela oficial en la DGS y a montarnos en los zetas para ver de cerca la jeta de los malos. Eso sí que era nuevo periodismo. Ahora han vuelto a dar la papela.

En el otro crimen de Cuenca, ya saben que el primero no fue un crimen ni sucedió en Cuenca, la jueza ha expresado su cabreo al ver en los mass media detalles de la autopsia. Una de las chicas, al parecer, fue estrangulada con una brida de plástico. Es decir, que se informa mal de los crímenes y encima trasciende en contra de la voluntad de los jueces. Pero si no lo hace el juzgado, ¿entonces quién lo filtra?

La sociedad española debe de estar correctamente informada. El presunto asesino fue capturado en Rumanía, hecho un pincel, justo donde los viejos compañeros de la cárcel habían encaminado la investigación. Lástima que no estuvieran ahí para largar del mismo modo cuando fue a comprar cal viva para abrasar los cuerpos y tampoco hubiera un buen periodista para contarlo.

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