Jordi Portabella, de la Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), es el concejal que más gana del Ayuntamiento de Barcelona, donde atan los perros con longaniza. El que más gana y el que menos sabe, que acaba de descolgarse diciendo una mentira histórica del tamaño de: "El general Juan Prim y Prats, estamos en su bicentenario, bombardeó Barcelona". A ver, Jordi, ¿cuándo? ¿Donde bombardeó Prim? Jordi, què fas?
El tal Jordi Portabella, que es un concejal que ni pincha ni corta, se lleva 129.748 euros anuales, así consta por La Voz de Barcelona en el 2012, de los cuales 43.311 son de dietas.
¿Sabrá Portabella que debiera dimitir de su cargo, tan bien pagado, por ser tan ignorante y haber mentido? Aunque primero debiera pedir perdón a los catalanes y a los españoles por falsear la historia.
Porque Prim no bombardeó nunca Barcelona. En 1842 lo hizo Baldomero Espartero y al año siguiente, 1843, durante la rebelión de La Jamancia, lo repitió el teniente general, nombrado por Serrano capitán general de Cataluña, Laureano Sanz, mientras el de Reus estaba en Gerona, persiguiendo al rebelde Ametller.
Una pandilla de ignorantes ha llenado internet con noticias y comentarios falseando la vida de Prim, posiblemente los mismos que no quieren que se sepa la verdad de su asesinato.
Portabella es además, como personaje público, de los que cultivan melenita de progre, pasan las vacaciones en L’Escala y se tiran morenos como niños pijos todo el año. Escucha al cursi de Lluís Llach y es culé. Fue socio de Joan Laporta, lo que acaba de definirlo. El estrambote es que no asistió a la lectura del pregón de las fiestas de La Merced en 2006 porque la escritora Elvira Lindo lo leyó en castellano, cosa que Jordi cree provinciano.
En Cataluña la mentira histórica raya en el ridículo. Jordi Portabella, síntesis de todos los ridículos de ese tipo, ha propuesto que se quiten cuatro menciones de las cinco que hay en el callejero con el nombre de Prim porque "uno que ha bombardeado la ciudad no merece que se le recuerde tanto".
Jordi Portabella entró en la fama presidiendo el funeral de Copito de Nieve, el gorila albino, cuando por cosas de la política era presidente del zoo, porque hay que decir enseguida que Portabella ha hecho siempre gala de ser un amante confeso de los animales. Es biólogo, pobres bichos.
Por otra parte, la promotora del informe Perea, por Bernardo Perea, sobre la momia de Prim que ha logrado desacreditar de una tacada a la Escuela de Medicina Legal y Forense de la Complutense y a los presidentes de la asociaciones de forenses y de antropólogos forenses españoles al mismo tiempo, es la rica heredera de aceites Toledo, María José Rubio, que ha puesto de manifiesto que no son capaces de describir con acierto las heridas del cuerpo de Prim, ni distinguen un hueso (hioides) de un cartílago. La Rubio va de escritora que tiene problemas con la sintaxis y ahora le da en Facebook una nueva patada a la gramática, veánlo:
Sorprendida de la capacidad de este país, querida España, para tragarse cualquier mentira. Toda una lección. Por favor, que no me se pegue esa tentación.
¡Qué escritora!
Pero la culpa de lo que nos pasa no la tienen solo los soberanistas ignorantes, sino que los acompañan algunos periodistas españoles, malos e incultos a morir. Eso quizá se deba a que la principal fuente de sus artículos es Emilio de Diego García, que se hace pasar por catedrático de la Complutense y así lo presenta el divulgador Fernando García de Cortázar en su aula de cultura, donde los asistentes se tragan la suplantación porque De Diego es un falso catedrático como se demuestra en esta página de la Facultad de Geografía e Historia. Pues que venga Jordi Portabella, la flor de Montjuïc, y lo vea. Què farem?