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Francisco Pérez Abellán

Caso Almansa

¿Se hará justicia? Un hombre maltratado, herido, traicionado, necesita el amparo de una sentencia justa.

En Almansa, Albacete, una madre y su hija de 15 años han sido acusadas de haber trazado varios planes para matar al padrastro, que quería tanto a la niña que se había hecho dos seguros de vida para que los cobrara si le pasaba algo. Aunque, claro, sería la madre quien se los administrara.

El hombre logró salir vivo del ataque y hoy ha tenido que aprender a hablar de nuevo, después de un largo paso por el hospital. Solo su coraje le salvó del cruel plan que que se preparó contra él. Se trata de un empresario, propietario de varios negocios y que maneja mucho dinero en metálico. De hecho, el día en que casi lo matan llevaba 16.000 euros en el maletero del coche.

Estaba en la cocina de su casa preparando un guiso cuando le apuñalaron por la espalda. Se resistió y logró salir corriendo hasta su vehículo, que consiguió poner en marcha, dejando un reguero de sangre. En su desesperación, se estrelló contra la verja de la casa y contra el vehículo que los presuntos asesinos tenían aparcado fuera. Uno de ellos, un joven, resultó gravemente herido en una pierna. De hecho, en un primer momento la víctima fue imputada por lesiones, hasta que se aclaró que no se trataba de una pelea sino de un plan con sicarios.

Detrás estarían dos mujeres, la expareja de la víctima y la hija de ésta, una tierna adolescente que, tal y como señala la investigación, buscó la complicidad de dos amigos para matar al padre. Uno de ellos le habría hundido el cuchillo en la espalda y practicado tan crueles heridas que la vida del hombre ya no volverá a ser la misma.

El dinero que fluía en los negocios de la víctima despertó la codicia de quien supuestamente había dejado de amarlo, pero no de desear lo que tenía, puesto que el plan habría sido que la expareja pudiera administrar la bolsa de dinero que recibiría la quinceañera por deseo expreso de quien la amaba como hija. Hoy, este hombre apenas puede pronunciar palabra, pero aun así se ha prestado a reconstruir la escena en el lugar de los hechos.

Verlo esforzarse en explicar con media lengua lo que pasó produce dolor. Un hombre abandonado, víctima de un supuesto complot familiar. No es violencia de género porque ese dispositivo viaja solo en una dirección y tal vez por eso los implicados no reciben la dureza de trato que esta situación requiere. El hombre espera el juicio, al que los dos presuntos sicarios, mediante precio o pago en especie, se encaminan encarcelados, mientras la chica ya está en libertad, tras el reproche insustancial de la Ley del Menor, y la madre figura como sospechosa. Habrá que probar los cargos, pero el herido, nada más despertar en el hospital tras su azarosa huida a la casa del vecino, donde fue atendido y protegido, se esforzó en decir estas palabras: "Hija de I… traición".

La expareja, por su parte, lo niega todo. Incluso intentó acceder al hospital cuando estaba en recuperación para hablar con él, pero la familia directa lo impidió. La menor se libra de gran parte de la responsabilidad y los supuestos autores materiales no despejan las dudas.

¿Se hará justicia? Un hombre maltratado, herido, traicionado, necesita el amparo de una sentencia justa. Y la sociedad entera debe protegerse de seres capaces de tan pérfidos planes.

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