Nos resistimos a creer que una mujer hermosa pueda ser una asesina. Y sin embargo, la espigada, agraciada, seductora y deslumbrante ninfa norteamericana Amanda Knox es probablemente un ser horrible que dio 43 puñaladas a su compañera de beca Erasmus en Perugia (Italia). Lo bello puede ser lo malo y en este mundo nada es lo que parece.
Amanda viene de forrarse con el crimen puesto que no solo intervino en el sueño de la británica Meredith Kercher que dormía apaciblemente cuando ella, lujuriosa y drogada, se presentó de madrugada en el piso con su novio y con otro supermacho, el marfileño Rudy Guede, haciéndola despertar a una pesadilla de abusos sexuales y sangre, sino que ha escrito un libro Waiting to be heard (Esperando a ser escuchada), por el que se embolsó cuatro millones de dólares. Su novio, Raffaele Sollecito, un italiano con pinta de chulo piscinas, también ha publicado Honour Bound. My journey to the hell and back with Amanda Knox que viene a decir: "Cuestión de honor. Mi viaje de ida y vuelta al infierno con Amanda Knox", por el que también ha cobrado lo suyo, aunque no tanto como la bella lujuriosa.
Los dos han sido condenados por el tribunal de apelaciones de Florencia: ella a 28 años y medio y Raffaele a 25 años. Como se ve el tribunal considera a la bella más criminal que a la bestia. Sin embargo, fueron los tres los que levantaron a la británica Meredith de su lecho, en braga y sujetador, la violentaron y mataron, porque no quiso unirse a su juego sexual, y niegan los hechos sin arrepentirse, aunque las pruebas de ADN, encontradas en el sujetador de ella y en un cuchillo de cocina, con el que se apuñaló su cuerpo, señalan a Amanda como sospechosa número uno.
La justicia italiana, todavía más tortuosa y complicada que la española, juzgó una primera vez a los tres criminales en 2009, por el crimen que tuvo lugar en 2007. Y los encontró culpables. Dijo que actuaron por un fin "erótico, sexual y violento". En el juicio de apelación, con la mismas pruebas, en 2011, les absolvieron, "porque no había indicios de que hubieran cometido el asesinato", lo que dejó a todos con muy mal sabor de boca, aunque los pusieron en libertad inmediatamente. La bella asesinada se fue a escape a los USA, donde la recibieron como a una reina de la belleza, tocada por una tragedia sin fin. En Italia, desde el juez al fiscal, estaban convencidos de que habían metido la pata, por lo que apelaron al Supremo, que en 2013 decidió la repetición del proceso. Ya puede decirse que esto es demasiado complicado para ser justicia. Cara de Ángel Knox ha dicho que no piensa volver a Italia en su vida y le ha hecho una higa a sus perseguidores.
En Seattle (USA), ciudad natal de Knox, no han tenido acceso a las pruebas de su crimen, ni han seguido las noticias sobre la bella y la bestia, de modo que miran a la chica con comprensión y pena. La perdonan a priori y comprenden su actitud, dado todo lo que le ha caído encima. Y sin embargo, Amada Knox es un bello vampiro que escribió una madrugada lujuriosa de sangre y violencia, aunque sus vecinos consideran que en realidad es una víctima de las incongruencias de la justicia de pizza y o sole mio, por lo que la extradición desde los Estados Unidos será difícil. Queda pues hacer un juicio imposible, versión inglesa, para que se enteren, lo cual solo puede hacerlo Hollywood, o admitir que hay que cambiar la ley que impida a los excarcelados huir del país, puesto que al ser incapaces de castigarlos, por lo menos se pueda retenerlos para seguir juzgándolos ad infinitum. Lo que quieren los jurisconsultos italianos es volver a celebrar otro acto sin el cual los condenados no pisarán la cárcel. La sangre de Meredith Kercher hierve en el suelo del dormitorio y en el filo del cuchillo.