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Dr. F. Javier Abad Santos

A propósito del radón

El balance costo-eficacia de las medidas preventivas para disminuir las concentraciones de radón suele ser positivo.

El radón es un gas noble de origen natural, procedente de la desintegración del radio, el cual se forma a partir del uranio. Estos elementos se encuentran de forma natural en el suelo, y más específicamente en las rocas de naturaleza granítica. Considerando todas las fuentes de radiactividad natural, el radón es el agente responsable de la mayor contribución a la dosis total de radiación ionizante recibida por las personas.

La presencia del gas radón en el ambiente se produce por emanación del suelo y de los materiales de construcción, dispersándose fácilmente en el aire, si bien tiende a concentrarse en espacios cerrados, como cuevas, bodegas, minas, sótanos y edificaciones. Además, el agua del subsuelo es un buen medio de transporte para el radón producido en las capas más profundas.

De esta forma, dependiendo de las características geológicas del suelo, de los materiales de construcción de las viviendas, así como de la capacidad de ventilación y renovación del aire de las distintas estancias, la exposición al gas radón varía sensiblemente de unas personas a otras.

La principal vía de entrada de este gas radiactivo es por inhalación, dando lugar a la exposición de los pulmones a las partículas alfa, fuertemente ionizantes, emitidas por el radón y sus productos de desintegración, que interaccionan con los tejidos biológicos, pudiendo dar lugar a alteraciones y mutaciones en el ADN y, en definitiva, a la aparición de cáncer.

Los primeros trabajos que relacionan radón y cáncer de pulmón se realizan durante la década de los ochenta en trabajadores de la minería subterránea, expuestos a altas concentraciones de radón en su entorno laboral, obteniendo resultados que sugieren que el radón puede ser además una causa importante del cáncer de pulmón en ambiente residencial; de hecho, a finales de esa década la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) y la Agencia Internacional para la Investigación en el Cáncer (IARC-OMS) declaran el radón residencial agente carcinógeno.

Los estudios más recientes realizados en ambientes residenciales (EPA, OMS) confirman que la exposición a radón en viviendas incrementa el riesgo de contraer cáncer de pulmón, constituyendo la segunda causa del cáncer pulmonar por detrás del tabaco, y el principal factor de riesgo de cáncer de pulmón en personas nunca fumadoras.

La Organización Mundial de la Salud ha publicado un manual en el que se presenta el estado actual del conocimiento sobre la exposición de la población al radón en interiores de viviendas y lugares de trabajo y su relación aparición de cáncer de pulmón.

La realización de mediciones de los niveles de este gas no presenta dificultades, si bien la OMS recomienda establecer procedimientos de medida estandarizados a nivel nacional para asegurar la consistencia de los resultados, no solo a nivel del tipo de detector utilizado, sino de su evaluación en distintos momentos, para obtener valores medios anuales.

Para conseguir una reducción del riesgo, este manual describe la importancia de los sistemas de prevención en la construcción de nuevas viviendas y el establecimiento de medidas para la reducción de los niveles de radón en edificios ya construidos, implicando directamente a las industrias y los profesionales del sector de la construcción,.

El balance costo-eficacia de las medidas preventivas para disminuir las concentraciones de radón suele ser positivo, mientras que en el caso de los programas de rehabilitación de edificios ya construidos esta relación se ve fuertemente influida por los costes de identificación de las construcciones afectadas y por las propias medidas de corrección.

Las recomendaciones de la OMS a nivel nacional se centran en el establecimiento de programas nacionales tendentes a reducir la población expuesta y el riesgo individual de las personas que conviven con altos niveles de radón, en el primer caso, a través de directrices y códigos de construcción, junto con la realización de mediciones de radón, y en el segundo caso mediante el planteamiento de niveles de referencia de concentración de este gas.

En España se han realizado importantes estudios, orientados, entre otros objetivos, a la clasificación del territorio nacional según la exposición potencial a radón residencial, realizados por la Universidad de Cantabria y la Universidad de Santiago de Compostela, así como por parte del Consejo de Seguridad Nuclear, implicado además en el establecimiento de criterios radiológicos de protección a la radiación natural, el desarrollo normativo, y el planteamiento de estrategias, programas y planes de actuación para la protección frente al radón.

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