Algunas confunden una actuación convincente con poner cara de orgasmo continuo. Por ejemplo, si fuera profesor de interpretación, prohibiría a mis alumnos películas como Juana la Loca, de Vicente Aranda. Nina, guapa: una cosa es que el director tenga el cerebro in the wrong place y otra creer que con fingir el éxtasis se arregla todo. Los carteles de Nina que estos días inundan Madrid son aún más horripilantes que el mobiliario urbano gallardonita, más feos que un mohín de Alicia Moreno.
Algo similar le ocurre a Patricia Kraus, la hija del mejor duque de Mantua de la historia, que, aunque chilla menos, sobreactúa incluso más, y encima sufre unos picores rarísimos cuando baila. No sé qué problema tendrá la rockera, pero le aconsejo los productos de Alsina contra la dermatitis.
Fui a verla a la Joy por solidaridad con su fallecido padre y porque la semana pasada estuvo muy simpática en una entrevista en la radio con Cristina López Schlichting. By the way, menudos escotes de rejilla gasta la gachí de la COPE cuando se arregla; ver ese cleavage es como contemplar la Fosa de las Marianas. Bravo por ella.
Bueno, que la Kraus me decepcionó muchísimo. ¿Quién le escribe las letras, su peor enemigo? Y en cuanto al baile de la mosca, mejor quietecita. A esa chica se le van las fuerzas, y el talento, por las piernas.
Con tanto critiqueo me está quedando una pieza venenosísima, y todavía no he mencionado a ningún miembro del PSOE. Me da igual. After all, se supone que esto es una especie de diario tendencioso de tendencias y petardeo fino, no un editorial o un political statement, como la boda de Zerolo.
Y quien ni tiene remedio ni lo precisa es David, el mejor pincha aficionado de Madrid, que de vez en cuando nos regala una sesión de los 80, divas y bizarrismo extremo en el local Gris de Chueca, uno de los pocos bares del barrio que mantiene un sano equilibrio entre gentes de diverso plumaje, o walks of life. Eso sí es pluralidad, y no la Alianza de Civilizaciones. El garito ha quedado anclado en los 90, tanto en la decoración –en realidad no tiene– como en los precios, por no mencionar el look de la clientela, desde la loca vestida a lo Europe –¿dónde vivirá esa gente? Algún día se lo voy a preguntar– hasta los estudiantes norteamericanos al borde del coma etílico, a los que escandalizo con mi camiseta del Governator Schwarzenegger.
A Gris conviene ir como los progres a la filmoteca, vestido de mamarracho. For instances, cualquier producto de la línea Maldito Neocon. La responsable de la página fue neopunk en sus tiempos, pero con tanta gomina se le cayó todo el cabello, momento en que nos dejamos de hablar. Los dos mandamientos básicos para aparentar menos años son: 1) Nunca dejarse ver en compañía de personas que sufran alopecia. 2) Aparentar no haber conocido al grupo Mecano hasta la fase de los recopilatorios.
Si quieren saber las próximas fechas de David y otros que también pinchan allá, pregunten a Antonio, el encargado, ése que parece uno de los Burning. No obstante, no lleguen a conclusiones apresuradas: Don’t judge a book by its cover.
Atención, pregunta: ¿en la banda sonora de qué película de los 70 protagonizada por Susan Sarandon y Tim Curry, convertida en éxito masivo en los USA, se canta la frase reproducida más arriba? Yes, en The Rocky Horror Picture Show. La dan este sábado en el cine del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Es la traca final al deslucido festival de la Movida que se ha celebrado en el Foro.
El llamado Maratón de cine de la movida, sobre el que no les informé la semana pasada porque temía quedarme sin entrada, incluye, además del Rocky, El fantasma del paraíso de Brian de Palma, Blade Runner y alguna más. Supongo que al leer esto mis compis me perdonarán por no asistir al cumpleaños de un chico recientemente despedido de una zapatería de maris malas de la calle Hortaleza por no ser lo suficientemente atrevido. Y luego hablan de fachismo. ¡Menuda Odisea le hicieron pasar! A mí el chaval me parece perfectamente metrosexual. Vamos, que casi no se le nota que es hetero. Mejor tomárselo con sentido del humor, no vaya a ser que acabemos todas en comisaría.
A lo que iba (ya me he vuelto a perder; tendrían que oír al maromo de mi editor cuando lee mis incursiones por los cerros de Úbeda): hoy podré rememorar aquellos sábados noche en el cine Dúplex de la calle General Oraá de Madrid, con mi panda de wild children precoces y procaces. Allí peregrinábamos una vez al mes para ver el Rocky, reírnos de los cinéfilos que nos miraban por encima del hombro y hacernos amigos de alguna moderna inglesa o americana.
Una vez se la puse a unos adolescentes a los que enseñaba y que iban de sobrados y malotes. Quedaron patidifusos. Apenas recuperados de la conmoción causada por El fantasma del paraíso, enchufé el "I’m a Sweet Transvestite, from Transexual Transylvania" a todo volumen. No crean que me echaron del colegio. Como era un grupo de los llamados "conflictivos", la dirección casi agradeció que les diera un buen susto para que se tranquilizaran un rato. Puro shock treatment.
Sólo falta que un día de estos programen un Maratón Valle de las Muñecas –la buena, la mala y capítulos seleccionados de la serie de TV– para que Madrid se convierta en la ciudad más moderna…
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¡Atención, teletipo urgente!:
Cualquier parecido entre la publicidad institucional de la CAM y la programación del Círculo de Bellas Artes es pura coincidencia.
Resulta que ni el Rocky ni El fantasma ni nada de nada: alguien ha confundido las pelis y nadie sabe lo que en realidad se proyectará el sábado. Habrá que presentarse en el cine y esperar que algún burócrata nos diga lo que quiere que veamos. Fantástico broche de eme a ese chapucero festival de la Movida en el que no se han podido poner de acuerdo ni en la cartelería, que supongo habrá costado un porrón.
Entre la nueva antidecoración de la recepción de la sede del PP, llena de objetos imposibles como esos sillones en los que uno no se puede sentar y esas mesitas en las que no cabe más que una lata de refresco, y el fiasco de la publicidad de la CAM, no me extraña que algunas malas se rían de los populares. Yo también lo haría, si no estuviera tan enfadado. ¡Despido sin indemnización, ya! Para esos somos liberales, ¿no?
No caerá esa breva; y mientras, los progres, a hacer su agosto a costa de los pánfilos de la calle Génova.
What a fete!