Recuerdo que me encantaba hojear el periódico en busca de la viñeta y leer aquellos diálogos tan peculiares. También me acuerdo de Jaime Campmany, a quien mi abuelo leía en alto a la hora de la siesta. Después, él se quedaba frito en el sofá y yo cavilaba intentando descifrar los ripios del escritor. Hoy en día mi abuelo acabaría con sus huesos en la cárcel acusado de corrupción de menores. En la era ZP, la gimnasia mental es un crimen y el terrorismo un acto de paz. A este paso, la Tierra volverá a ser plana.
No fue hasta el año pasado que pude resolver uno de los grandes misterios de mi existencia. Lástima que "Papantonio" no esté aquí para contárselo. Aquella iglesia rematada por una torre que Mingote colocaba en sus dibujos estivales es la parroquia de San Bartolomé y Santa Tecla de su pueblo, Sitges. Me lo contó su prima Mercedes, anciana pintora cuyos cuadros guardan el secreto de un gran amor que tal vez les cuente algún día. Sé que ustedes, los lectores más pacientes del país, sabrán esperar.
Sitges es uno de los pocos lugares que no me canso de visitar. ¿Reminiscencias? ¿Cosa del shopping? Sea como fuere, si hay algún lugar del que sólo conservo recuerdos felices, ése es Sitges. Quien no lo conozca debe saber que algunos reputados gastrónomos franceses consideran que la paella del restaurante La Santa María es la mejor del mundo. Yo añado el pez espada y el helado de jengibre con melón y canela, el mejor afrodisíaco que se haya inventado.
Las calas del pueblo, en especial la Playa del Muerto, atraen a multitudes de arriesgados escaladores; en cuanto a sus festejos –el carnaval, los festivales de Cine Fantástico y Coches Antiguos, las reuniones de moteros, los conciertos, etcétera– y a sus discotecas –Pachá y la animadísima La Atlántida, famosa por sus metrosexuales italianos–, nada diré que el avezado viajero no sepa.
Sin embargo, para muchos Sitges es conocido por su faceta de paraíso gay europeo. En sus playas se solean cada año decenas de miles de funcionarios franceses, mecánicos alemanes y fontaneros ingleses, todos margolianos, para ligar ese bronce tan atractivo en sus lugares de origen. Una docena de hoteles especializados en público gay, más de treinta bares y restaurantes rosas y las célebres beach parties han hecho de Sitges un edén del anything goes. Hasta que llegó el nacionalismo. A partir de ahora, mucho cuidado con rotular o escribir los menús en castellano, pues un enjambre de inspectores y funcionarios autonómicos y municipales se abalanzará sobre usted como moscas sobre un cesto de fruta.
Por si eso fuera poco, las agresiones a homosexuales no han hecho sino aumentar, hasta el punto de que en varias web europeas especializadas en turismo Sitges aparece como "lugar peligroso". Entre los últimos asaltos se cuenta el sufrido por Rubén y Rafaela, dos drag queens barceloneses brutalmente apaleados. A pesar de la denuncia, ni el alcalde, del PSC, ni "colectivo" alguno se ha dignado a condenar los hechos o a abrir una investigación. Todo sea por no contribuir a la crispación. No me extraña que en Castelldefels el candidato del PP haya optado por lanzar una sensacional campaña de ley y orden.
Hoy más que nunca, los primeros interesados en una política de tolerancia cero con la violencia gratuita, el vandalismo y los comportamientos antisociales somos nosotros. O eso o la indeseable vuelta atrás patrocinada por los adalides de la falsa tolerancia y el diálogo amañado (algún famoso mariprogre editorializa sobre el "exceso de talante" de ZP. Ponte gafas, bonita). Como diría algún defensor de la libertad de armas, "el socialismo mata, pero moriremos matando; give me a gun, Muñeca".
A propósito de disputas, la de Gallardón contra Fede siempre me ha llenado de congoja, aunque siempre hay motivos para la esperanza. Por lo pronto, el alcalde de Madrid se abona a la tesis made in Federico & Tertulianos de que el PP debería haber reconocido los derechos de las parejas gay antes de 2004. Sólo queda saber si ARG escuchará a sus afiliados y retirará la querella contra FJL.
¿Presenciaremos emocionados y sollozantes la gran reconciliación? ¿Abrirá los ojos Zerolo? ¿Conseguirá Sebastián colocar a Mauri al moreno o al gallego al frente del BBVA o de alguna universidad? Con que alguien le explicase a Alexis Míguel la diferencia entre la política y las carreras de tacones –¿se lo imaginan?–, me conformaba. Algunos mariprogres ven demasiados capítulos de Dinastía, y luego pasa lo que pasa. Por lo menos ustedes, lo más cabal del reino, saben que las maricas malas son la excepción, no la regla.
Back to Catalonia, a pesar del nacionalismo, en Sitges florecen negocios regentados por una clase empresarial cosmopolita demasiado individualista como para dejarse encorsetar por el provincianismo de los (tomen aire) neonacionalsocialistas. Es el caso del Meet-Inn Café (San Gaudenci, 6), un maravilloso local decorado con los restos del taller de bicicletas que fue y presidido por dos sensuales retratos de Buda en meditación adquiridos a un marchante de la carretera Villanova-Cunit. La música lenta y el escenario del fondo convierten este local en un rincón propicio para la lectura, la meditación y la charla.
Allí cené un delicioso carpaccio de pato con Montse, arquitecto randiana, y Seleuco, responsable del Proyecto Seleúcida, una web literaria en la que los internautas podemos leer el primer capítulo de algunas novelas inéditas –entre ellas, una de Girauta, ese hombre renacentista que no deja de sorprender– y dejar nuestros comentarios. Un inteligente y democrático atajo al asfixiante sistema de los agentes literarios.
Además de autor y promotor, Seleuco, que guarda un curioso parecido con el mismísimo Gautama iluminado (o al menos eso me pareció después de tres vinos y un Fra Angelico –¡cuánto le debo a este licor!–), es un gran amante del sudeste asiático, adonde tiene pensado trasladarse algún día.
No hace falta que les recuerde que, a pesar de todo el veneno reaccionario que Le Monde Diplomatique y otros escupen contra las nuevas tecnologías, internet es el más poderoso agente de emancipación individual y conocimiento que existe. Seleuco, o el triunfo de la Nueva Ilustración.
Al día siguiente, playa con María, farmacéutica y estudiosa de los métodos de depuración de aguas que acaba de poner fin a su relación con un simpático cantante de rock y sueña con trasladarse al sur de Francia. A su lado, Isabel, randiana como Montse y perfecta nancy rubia, una pequeña empresaria cuyo éxito le permite lucir unos modelazos que ni los de Anita Obregón, aunque la catalana es bastante más joven y mucho más fina que la madrileña. Próximamente me presentará a Carla, fag hag responsable de algunas de las parties más fastuosas del país.
No me cansaré de decirlo: con tanta femme exceptionnelle, la soltería masculina comienza a parecerme un peligroso síntoma de enfermedad socio-mental. Como dice Mary White, "no hay hombres, y los pocos que quedan se lo montan entre ellos"; o, como Seleuco, que de margol tiene lo que yo de sociata, emigran a Oriente. ¿Estamos locos o qué?
Tras varias sesiones más de bronceado intenso y vagabundeo en honor a mis musas, una noche recabé en Orek's, animadísimo disco-pub regentado por Juan, un barman como los de antes y siempre the belle of the ball ("Llámame Madonna"). En este local todavía se escucha la música disco más petarda –¿recuerdan la versión del "Relight My Fire" de los Take That?– en un ambiente amable y sin demasiada pretensión. Me quedé con ganas de saber si el mesero se mueve fuera de la barra tan bien como dentro de ella, pero como diría Ussía, profesionalidad obliga –like the lazy ocean hugs the shore…sway with me…
De camino a Madrid, visita a la abogada Carina Mejías, portavoz del PP en la Comisión de Educación del Parlament. Me presenta a Rafael López, recién llegado de Helsinki y comprometido por la libertad vía Nozick, un norteamericano que predicaba la desaparición de la autoridad. Estoy de tan buen humor que incluso beso a una diputada de Esquerra –ella no quería–; porque yo también tengo talante (incluso talento, ¿no?).
Tras la visita y las fotos, arrozada con Daniel Sirera. Muchas confidencias políticas, de esas cosas que se dicen off the record. Entre ellas, que tanto Dani como Carina son cada día más enemigos de la intervención estatal. El primero incluso mencionó la palabra "anarco", que a mí, bastante más de derechas que los anarcocapitalistas, me produce una gran desazón. También se quejan del falso liberalismo de algunos, pues en los últimos tiempos son los peperos quienes redactan propuestas inspiradas en el discurso de Sala i Martí, presunto libertario de puertas para afuera pero fiel al comunitarismo para dentro (¿ciego o farsante? Un hortera integral). Éstas y algunas cosas más que no oso contar.
Termino pensando que comparados con su tropa, algunos gerifaltes peperos me parecen bastante mediocres. Gente como Carina –tropecientos años en política y sólo un piso bonito, que no lujoso, y un utilitario–, Dani y Rafa me reconcilian con la "clase política". ¿Habrá más como ellos?
Y para terminar, obligada referencia al festival de Eurovisión, que cumplió su quincuagésima segunda edición el sábado pasado. No tengo nada en contra de los queridos y admirados fans del evento, pero Eurovisión es como las drogas ilegales: si no lo probaste antes de los 25, mejor dejarlo para la próxima vida. Me limitaré a reproducir los comentarios de mi hermana Fionna recibidos vía SMS desde Guilford (traduzco del inglés, respondo entre corchetes y rezo para que mi madre no lo lea).
– Sobre los representantes de España: "No tengo palabras. ¿Cajeras del Carrefour en su día libre? [Pues si vieras la versión burlesca mariprogre, tú que eres tan monárquica…] Bendito sea Dios. No te pierdas a los ingleses, aspirantes rechazados por British Airways".
– A propósito de Ucrania: "¡Qué travesti más feo! ¡Urge expulsar a los excomunistas de Europa y prohibirles Coca-Cola, MacDonald's y Levi’s hasta que sepan apreciarlos!". [Como te oiga uno que yo me sé, te denuncia].
– Y de postre...: "Mr. Margol, ¿por qué no se presenta el año que viene? Con ese cuerpo y unos cuantos movimientos gimnásticos, llevaría a España hasta la victoria y de paso se echaría novio" [Ironic b...].
Y luego algunos me llaman malo. Comparado con mi adorable hermanita, un servidor es más cándido que San Francisco. Ya me vale.
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