La ciudad elegida para que nuestro líder carismático disfrute de sus muy merecidas vacaciones estivales es la de Vera, muy próxima a la línea limítrofe de las comunidades andaluza y murciana. Si llega usted desde Murcia no tiene pérdida; cuando el asfalto empieza a deteriorarse y la carretera a convertirse en un caminito de cabras con pretensiones, está usted entrando en Andalucía. Siga unos kilómetros y encontrará la bella localidad de Vera. Si ve un paisaje de culos balquecinos decorando la playa, entonces no cabe duda de que ha llegado a su destino.
La localidad cuenta con un hotel nudista de cuatro estrellas, aunque en aras de una mayor claridad conceptual quizás sería mejor sustituir las estrellas por ebúrneos traseros. Lo de la higiene colectiva en las instalaciones de ese hotel tiene que ser algo primoroso. Porque una cosa es que la gente retoce en la playa como Dios la trajo al mundo —allá ella y sus dermatitis— y otra muy distinta que deambule por las instalaciones de un hotel sin taparrabos. Imaginen la escena: Se aproxima la hora de la comida, los clientes vuelven de la playa con el culo lleno de arena y en los ascensores hay overbooking. ¿Se metería usted en un ascensor abarrotado en esas condiciones? Pues los progres sí.
Pero Zapatero y Sonsoles no van a ningún hotel, que para eso se han comprado su chalecito. La cuestión es que, dada su proximidad a la zona nudista, cuando se sienten en la terraza a tomarse el vermú van a tener una panorámica, digamos… algo peculiar. Tal vez los usuarios del espacio nudista no se encuentren cómodos ante la posibilidad de que el Presidente del Gobierno y su suegra distraigan la mirada hacia donde ellos exaltan con su desnudez los valores de la naturaleza primigenia. Y eso por no mencionar la desazón de nuestra Primera Dama cuando tenga que acudir a su clase semanal de canto en París, sabiendo que deja a su esposo rodeado de desnudeces de todo tallaje, sexo y condición.
La zona es un paraje de progreso desde que altos dirigentes del PSOE lo eligieron para sus vacaciones. Con la presencia habitual de Manuel Marín, López Garrido y Almunia, se respira por allí un progresismo acojonante, cuya intensidad no va a hacer sino aumentar ahora que ZP se ha unido al club.
Lo que deberían hacer los dirigentes socialistas es implicarse más en las políticas de progreso del lugar y practicar también el nudismo integral. La zona se convertiría en lugar de peregrinación de los paparazzi y los programas de la ingle tendrían abundante material para ilustrar sus tertulias, que en este caso se adornarían con sofisticados comentarios sobre las bondades del naturismo e interesantes preguntas de hondo calado. ¿Es el "armamento" del ejecutivo tan poderoso como el del poder legislativo, representado por su presidente? ¿Tiene el comisariado de la Unión Europea "argumentos" suficientemente contundentes para contrarrestrar los afanes nacionalistas de los países "miembros"? La programación televisiva de este verano se revitalizaría mucho y los espectadores tendríamos una alternativa sugerente a la enésima reposición de Verano Azul. La muerte de Chanquete sería entonces mucho más llevadera.