El molinero siempre tenía un halo de magia en su vida. Cobraba en dinero y, muchas veces, en especie. Casi siempre un poco impregnado de polvo y con una vida taciturna. El agua y el ruido volvió a muchos un poco sordos. Carolo molía el cereal de mi abuelo, y El tres dedos me daba miedo cuando abría la compuerta del agua, en la ribera del Tormes.
Los nuevos inventos y la imparable evolución del ser humano provocaron que los molinos perdieran utilidad progresivamente. Quedaron abandonados en colinas y laderas. Adornando las vistas de las carreteras secundarias de nuestra geografía. Pero, desde los albores del neoturismo rural, hay muchas personas que, bien por historia familiar, bien por tener un buen ojo para los negocios, han decidido recuperar algunos. Conozcamos aquellos que hoy día son alojamientos muy recomendables.
Andrés Rodríguez de Cela fue un político del siglo XIX que decidió adquirir este molino y utilizarlo como retiro. Su imagen fuerte y robusta, con puertas blindadas y rejas, hacían del lugar un sitio perfecto. Ya en el siglo XX, una de las hijas de aquél decidió utilizarlo para dar energía a varias localidades cercanas. Posteriormente fue de nuevo abandonado.
Mercedes Unceta decidió convertirlo en alojamiento rural. Ha remodelado algunas zonas, sin dejar de mantener el aire antiguo y algo enigmático de este tipo de edificaciones. La reforma más destacada ha afectado a los ventanales: los pequeños orificios por los que apenas pasaba luz se han convertido en grandes huecos desde donde se obtienen hermosas vistas del campo astorgano.
Calle Molino de Cela, s/n, Astorga (León). Teléfono: 987 600 502. Las habitaciones rondan los 85 euros.
Es un alojamiento más que interesante; no sólo por sus interiores y su comodidad, sino por el entorno natural. Estamos hablando de un antiguo molino de harina situado en las proximidades del río Vadillo y rodeado de frondosos bosques de robles.
Los pueblos rojos de la zona merecen una visita. Después de la parte cultural es necesario "perderse" en la Sierra de Ayllón, que nos regala naturaleza, deporte y aventura. Aquí se puede practicar desde la caza y la pesca hasta el vuelo sin motor.
Para descansar, qué mejor que cualquiera de las diez habitaciones de este molino. Cada una cuenta con una decoración diferente que hará las delicias de los amantes de la madera. Y es que hay una gran cantidad de muebles antiguos elaborados con esa madera sobria que parece no deteriorarse con el paso de los años.
En ello tiene mucho que ver el cuidado de los dueños del alojamiento. Una atención exquisita y de primera mano, para con el recinto y para con los clientes.
El estómago también quedará satisfecho en este lugar, en cuyos hornos se elaboran asados dignos de la mejor cocina tradicional.
Camino del Molino, s/n, Villacorta (Segovia). Teléfono: 921 125 572. Habitaciones entre 84 y 110 euros.
Pocos sitios ofrecen tanta calma. Una de las mejores zonas para relajarse, desconectar y adentrarnos en un mundo de paz interior y exterior que siempre es bueno visitar una vez cada cierto tiempo. Los bosques de encinares parece que impiden la entrada del hombre por si acaso rompiera su estabilidad. El viento obliga a abrigarnos para perdernos en estos parajes; pero sin duda merece la pena.
Estamos entre Tolbaños y Ávila, en lo que en su día fue un molino de agua que data del siglo XVII. Ha sido remodelado con respeto a la mucha historia que guarda en sus aspas.
Zonas muy espaciosas y agradables, y placas solares y muchas velas que generan la luz suficiente para crear un ambiente mágico.
Es de admirar la habilidad de quienes elaboraron, artesanalmente, los suelos de barro que pisamos, uno de los principales atractivos del edificio. Por otro lado, en la biblioteca nos aguarda una selecta colección de títulos.
Las paredes y el ambiente noctámbulo hacen del edificio un lugar idóneo para adentrarnos en otros mundos y perdernos en el vicio de la lectura.
Carretera N-110. Desvío desde Brieva. Tolbaños (Ávila). Teléfonos: 920 227 714 y 629 955 506. Habitación doble, alrededor de los 70 euros.
Dónde comer
– Restaurante Casa Maragata. Calle Husar Tiburcio, 2, Astorga (León). Teléfono: 987 618 880. En pleno centro. Sin duda, un sitio estupendo para poder degustar el cocido maragato.
– Restaurante Casa Quemada. Calle Isidro Rodríguez, 18, Riaza (Segovia). Teléfono: 921 550 051. Se puede disfrutar de la cocina regional a partir de 25 euros.
– Restaurante Doña Guiomar. Calle Tomás Luis de Victoria, 3, Ávila. Teléfono: 920 253 709. Perfecto para degustar cocina tradicional o algo más novedoso, como sus innovadores entrantes.