Fin de semana

El 25 de septiembre de 1936, desde que las sirenas de la ciudad de Bilbao anunciaron la presencia de la aviación nacional, las turbas, entre las que figuraban gran número de mujeres, se dispusieron, de acuerdo con los guardianes de los presos, al asesinato en masa de estos últimos.

Lo del martini no es mío, sino del aguerrido periodista ultra Eduardo García Serrano, conocido por los phone-ins patrióticos que organiza los domingos en su emisora de radio. Dios quiera que las palabras de su padre en Plaza del Castillo no se tornen proféticas: "Pedía por los hermanos enemigos, por la hermandad de aquella patria en desventura... Repetía las palabras del Sacris Solemniis: atrás lo viejo, que todo se renueve, los corazones, las palabras y las obras".

Es una historia de ciencia y pseudociencia. De política y pseudopolítica. De libertad de mercado, comercio y tránsito. De totalitarismos, demagogias y estulticias. Es una historia, en fin, en la que aparecen el presidente de la Asamblea Nacional de Cuba,  ecologistas de pro, el presidente del Gobierno cántabro, científicos eminentes, una especie de maíz, un puñado de genes y Sarkozy (sin Carla Bruni). ¿Qué, promete? Pues vamos a ella.

Óscar es un colombiano que aterrizó muy joven en tierras españolas y que en el año 2000 fue detenido por asaltar un furgón de transporte de fondos. Es un tipo listo y con la cabeza muy dura.

"De los dos mil doscientos puntos grabados de mis conversaciones con Hitler, la fisión nuclear surgió solamente una vez, y fue mencionada con extrema brevedad". Así se expresa en sus memorias Albert Speer, ministro de armamento alemán desde 1942 hasta 1945 y el único líder nazi que admitió su culpabilidad en Nüremberg.