Fin de semana

Qué bonita es la Navidad. Con su frío polar, sus atascos de tráfico, los catarros de los niños y las consiguientes visitas al pediatra o a la puerta de urgencias, los especiales de las televisiones generalistas, las cenas institucionales (con su platos precocinados y sus verduritas congeladas) y Ramón García, que se te aparece en la tele a cada momento, así tengas puesto el canal del National Geographic.

Cada día, la calle es menos de los ciudadanos y más de los delincuentes. La ley no puede parar a los criminales porque sus artículos son garantistas, de cuando había que garantizar el trato a los presuntos, y no como ahora, que los desprotegidos son los agredidos.

Las sociedades tienen los científicos que se merecen. Cuando se debate sobre los aspectos éticos y morales de tal o cual descubrimiento suele olvidarse que los autores de tales avances son hombres y mujeres como los demás. Es cierto que acostumbran ir con bata blanca, estar demasiado concentrados en sus tareas y parecer despistados, vehementes y caóticos; pero los científicos, aunque a alguien le pueda resultar extraño, también tienen corazón. Comparten los mismos intereses, temores y anhelos que sus semejantes, se preocupan por sus familias y desean, en general, el bien para los suyos.

No es posible tratar de cine sin filosofar sobre estética. He ahí la primera prueba, la primera evidencia intelectual, para saber que el cine es un arte. Así razonaba Alfonso Reyes en las primeras décadas del siglo pasado.

Espero que no se dé cuenta... Tres noches sin dormir y pintada como una puerta. Pero él siempre se entera, desde que era un niño. Imposible mentirle, y más aún ahora... Esto está lleno de gente... El año pasado empezaron a salirle canas, justo en el mismo lugar que a su padre, pero sigue pareciéndose a mí, aunque sonríe igual que él, los mismos hoyuelos, la misma mirada...