LA DESMEMORIA HISTÓRICA, AL DESCUBIERTO
Las checas del terror
"Cuando se haga un detenido examen, se verá que la prisión de la calle de Zaragoza era una de las mejores, porque disponía de algunos servicios higiénicos, gracias a mí". Después de decir esto, al reo se le comunicó la sentencia y luego rogó poder hablar. Se le concedió y acto seguido manifestó que él era una víctima de las circunstancias, que moriría con la conciencia tranquila, y añadió: "Aunque sé que voy a morir, ¡viva el Generalísimo Franco!".