PASAJES DE LA HISTORIA DE ESPAÑA
El Cid cabalga
Hace unos diez siglos (en algún momento entre los años 1040 y 1050) nació, en una diminuta aldea de Burgos, el que vendría a convertirse en el héroe nacional por antonomasia. Es lo que tienen las figuras de leyenda: que nacen donde uno menos se lo espera y sus felices progenitores no tienen siquiera el detalle de consignar la fecha. El nombre y los apellidos, como eran cosa del cura, no se olvidaron de apuntarlos. Le pusieron Rodrigo por su madre, Teresa Rodríguez, y Díaz porque su padre se llamaba Diego. De aquella peculiar costumbre de nuestros ancestros proviene buena parte de los numerosos apellidos castellanos rematados en zeta, que hoy delatan de manera inequívoca la hispanidad de sus portadores.