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Fin de semana

Juan Sebastián Elcano.
PASAJES DE LA HISTORIA DE ESPAÑA

Elcano o el viaje al fin del mundo

El 8 de septiembre de 1522, miles de años de polémica sobre si la Tierra era plana o no quedaron zanjados en un muelle del puerto de Sevilla. Juan Sebastián Elcano y 17 hombres más, harapientos y exhaustos, descendieron con parsimonia de la nao Victoria. Habían pasado tres años desde su partida. Tres años de navegación, tempestades, calmas chichas, costas ignotas habitadas por tribus de salvajes y penurias sin cuento. El precio pagado por la gesta era elevado, pero ese grupo de hombres acababa de completar la primera vuelta al mundo.
Gabriel Colunga: ADIÓS DEFINITIVO (detalle).
DRAGONES Y MAZMORRAS

Spielberg, Amos Oz y los corderos

Hace sólo un par de semanas titulé una de estas crónicas 'Los adioses', sin sospechar que pronto sería yo quien tendría que pronunciarlos. Por un cambio en mis perspectivas laborales, me veo obligada a abandonar la crítica de la cultura por algún tiempo. Ojo, me refiero a la política cultural de las instituciones, no a la crítica literaria o artística; no hay por qué inhibirse por completo, pues "lo cortés no quita lo valiente".
TIEMPO LIBRE

De plaza en plaza

Aunque ya han perdido parte de su esplendor, las plazas mayores siguen siendo lugares de reunión privilegiados. La imagen de los soportales con personas tomando el fresco al caer la tarde es una de las estampas más características de cualquier pueblo que se precie. Además, sus rincones guardan episodios importantes de la historia local. Seguro que si nos detenemos un momento en alguna y escuchamos atentos descubriremos alguno. ¿Nos ponemos en ruta?
Puesta de sol en Puerto Galera.
MEMORIAS ERRÁTICAS

Desembarco en Puerto Galera y una granja en la selva

El autobús que hacía el recorrido entre Manila y Batangas, de asientos de madera y ventanas sin cristales, era el mismo que la primera vez, pero habían cambiado otras cosas. Cinco años antes, la embarcación que unía aquella ciudad con Puerto Galera, punto de arribada a la isla de Mindoro, sólo llevaba a un puñado de extranjeros. Ahora, hicimos la travesía rodeados de occidentales y de sus séquitos de muchachas en flor, arrancadas de los garitos de Ermita.