CÓMO ESTÁ EL PATIO
Las fotos del veraneo como instrumento de tortura
Lo peor del verano no es que las vacaciones sean demasiado cortas y se pasen volando, ni siquiera el permanente olor a estiércol y las picaduras de insectos que sufren los que se van a un pueblo de doscientas almas a pasar dos semanas en una chabola que el listo de turno ha convertido en casa rural para estar a la moda y sacar una pasta a tanto snob. Tampoco las quemaduras de tercer grado padecidas por el macho alfa del grupo juvenil al segundo día de playa porque ponerse crema solar es de mariquitas.