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Nuestra alcoba da al mar

Parece obligado que el cuarto mire al mar. Sin complejos ni tonterías, me gusta dormir con las ventanas abiertas, que los visillos no se detengan, incluso que los primerizos rayos de sol no nos dejen quedarnos en la cama. Así debe ser una habitación en la costa… Amplia, acogedora, con un gran ventanal con forma de cuadro en la pared… Incluso mejor, una gran balconada que caiga sobre las olas… Aquí tenemos algunas ideas. 

Parece obligado que el cuarto mire al mar. Sin complejos ni tonterías, me gusta dormir con las ventanas abiertas, que los visillos no se detengan, incluso que los primerizos rayos de sol no nos dejen quedarnos en la cama. Así debe ser una habitación en la costa… Amplia, acogedora, con un gran ventanal con forma de cuadro en la pared… Incluso mejor, una gran balconada que caiga sobre las olas… Aquí tenemos algunas ideas. 
Hotel Pueblo Acantilado.
Hotel Dos Mares
 
Al entrar se respira un ambiente diferente. Lugar y punto de encuentro de surferos cuarentones que pueden pagar las tarifas de todos los lugares del mundo, este alojamiento no defrauda a nadie. Una arquitectura sencilla con paredes pintadas de colores luminosos. Este hotel recrea el ambiente de esos países de ensueño donde el mar se funde con unos cielos limpios. En este rincón especial, entre el Mediterráneo y el Atlántico, la luz es, sin duda, la protagonista.
 
Los colores granate, albero, crema y nata de la fachada se reproducen en el interior, creando una cálida atmósfera. Repleto de buen gusto, Dos Mares no es grande, y quizá por ello guarda un encanto y sabor casi de antigua colonia.
 
El entorno no puede ser mejor. Dos Mares está en Tarifa, localidad gaditana que merece la pena visitar. Es necesario perderse por sus calles zigzagueantes y rememorar aquellos lejanos tiempos de dominio árabe. Sus murallas, su castillo del siglo XI, su torre de Guzmán el Bueno, su faro de las Palomas o sus pescaítos obligan a hacer un alto en el camino.
 
Y eso por no mencionar sus enormes playas...
 
Hotel Dos Mares. Carretera N-340, km. 79,5. Tarifa.
Teléfono: 956 68 40 35.
Correo: dosmares@cherrytel.com.
Habitaciones: 40.
Precios: desde 110 euros.
 
 
A Casa de Aldán
 
Aldán, en la comarca del Morrazo, es un pequeño pueblo que situado allí donde la ría se abre al mar, en plenas Rías Bajas. La antigua fábrica de salazón, construida en 1836, alberga ahora el hotel rural A Casa de Aldán. Gracias al empeño de Marisa del Barrio la rehabilitación ha sido grandiosa.
           
A Casa de Aldán.En este edificio de dos plantas se combina la piedra con la madera y el cristal. Este último material se encuentra presente, por ejemplo, en el piso del comedor, lo cual permite contemplar los antiguos depósitos de salazón. Para la decoración, sencilla y cuidada, se ha contado con un mobiliario de vanguardia y cosmopolita, así como con un ajuar excepcional. El resultado es armonioso. No se ha dejado al azar ningún detalle.
 
En este hotel se respira la tranquilidad de la zona, donde todo gira alrededor de la vocación marinera de sus gentes, dedicadas al cultivo del mejillón en batea y a la pesca. Tal vez por eso tiene una peculiar forma de acceso en barco, por la ría de Aldán.
 
La pedanía de Aldán es recomendable en cualquier época del año por su patrimonio histórico y natural. Pero, sobre todo, el último fin de semana de julio, cuando se celebran las fiestas del Carmen. Y es que la procesión tiene lugar en el mar.
 
A Casa de Aldán. C/ José Graña, 20. Aldán.
Teléfono. 986 328 732.
Web: www.acasadealdan.com.
Habitaciones: 13.
Precios: desde 95 euros.
 
 
Hotel Pueblo Acantilado
 
En la cima de un impresionante acantilado, desde aquí se puede contemplar una de las calas levantinas más bellas. Además de por su situación privilegiada, este hotel resulta especial por otros motivos. Desde fuera parece lo que su nombre anuncia: un pueblo mediterráneo, de paredes blancas, con calles empedradas, patios y balcones, farolas en las esquinas y acceso propio a la playa.
 
Dotado de todo tipo de comodidades, el Pueblo cuenta con 120 habitaciones, bar cafetería, bodega, barbacoa, dos piscinas, gimnasio, sauna, jacuzzi, teatro al aire libre, salones de reuniones, iglesia, parque infantil… En La Venta, su restaurante, podremos disfrutar de un delicioso menú regional; y en el bar irlandés, Old Cave, de un buen café o de una refrescante bebida.
 
El Pueblo está en el municipio del Campello, población de hondo sabor marinero que ha sabido transformarse sin perder sus raíces. Después de dar un paseo por sus calles se puede acceder a parajes como La Coveta de Llope Marí, la playa nudista de Llomes de Reixes, la Torre del Barranc y la Coveta Fumá.
 
Recorrer el casco histórico de Altea es una de las excursiones que merecen la pena. El contraste entre el blanco de sus fachadas y el azul del mar la convirtieron en el punto de encuentro de la movida hippy en la Costa Blanca. Tampoco podemos dejar de visitar la capital de La Marina Baja, Villajoyosa.
 
Hotel Pueblo Acantilado. Ctra N-332, km. 126,900. El Campello.
Teléfono: 96 563 81 46.
Web:
www.h-puebloacantilado.com.
Habitaciones: 120.
Precios: desde 90 euros.
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