Para quienes lo practican, el autocaravaning es más una forma de vida que una manera de viajar. No se pasan la vida pendientes de reservas y horarios de comidas. La autocaravana asegura libertad de movimiento: basta con tener una buena guía de carreteras y tiempo para ir adonde queramos. Es una de las mejores maneras de descubrir rincones ocultos en compañía de la familia, con independencia y una autonomía casi completa.
Al contrario de lo que muchos se imaginan, para conducir una autocaravana no hay que superar demasiados obstáculos. La mayoría no exige otro permiso que el B1; aunque antes de lanzarse a la carretera es importante hacerse a la idea de que se trata de un coche más ancho y alto de lo normal, que puede resultar complicado de manejar a la hora de hacer maniobras.
Conviene llevar una buena guía de camping, que dé noticia, por ejemplo, de los que cuentan con una zona para descargar los depósitos de aguas negras y poder llenar el de agua potable. Si el cansancio o la distancia impiden llegar a un camping, cabe la posibilidad de aparcar durante una noche, ¡sólo una!, en cualquier estación de servicio.
Viajar en autocaravana implica asumir unas responsabilidades, aparte de las derivadas de conducir un vehículo. Además de la prudencia en la conducción, no hay que perder de vista que la autocaravana no es un coche cualquiera. Los depósitos de aguas negras (WC) y grises (lavabo, ducha y fregadero) precisan de unos productos químicos que las descomponen y evitan los malos olores. Estos depósitos deben vaciarse en los camping y estaciones de servicio que lo permitan; hay que evitar hacerlo en el campo, ya que pueden causar daños medioambientales importantes. Algunas ciudades, como Cáceres, han preparado pequeñas instalaciones para este tipo de turismo.
El diseño de las autocaravanas se basa en el de los barcos. Digamos que viajar en autocaravana es como ir en un yate, pero por la autopista. El espacio está perfectamente aprovechado, y en una habitación de apenas 10 metros cuadrados cabe todo lo necesario para la vida cotidiana de una familia de cuatro personas: baño con ducha y agua caliente, cocina de gas, frigorífico, fregadero, un comedor con asientos convertibles en camas dobles y sencillas...
Las autocaravanas, cada vez más seguras, ofrecen numerosos accesorios para poder moverse de un lado a otro con todo lo necesario para practicar cualquier tipo de deporte. Todos los modelos incluyen la baca, en la que se pueden llevar, por ejemplo, los esquís. Por lo general, suelen llevar en su parte posterior un accesorio para llevar la bicicleta, una moto pequeña o un kayak. Hay algunos modelos que aprovechan una parte del habitáculo para crear un pequeño garaje, que además protege de las inclemencias del clima a las bicis, cochecitos, esquís o lo que se nos ocurra.
A todos nos suena la imagen de una pareja de extranjeros mayores en su autocaravana disfrutando del sol y el clima del sur. Y es que muchos jubilados europeos y americanos se deciden a recorrer las carreteras de sus países o del extranjero después de haber dedicado parte de su vida a la familia y al trabajo. Una especie de premio a toda una vida que les lleva a conocer el mundo a bordo de su casa, sin prisas, sin grupos de turistas rezagados, con todas las garantías y comodidades, sin tener que adaptarse a comidas distintas, sin fecha de regreso y por libre. Un lujo bien merecido.