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CHUECADILLY CIRCUS

La venganza de Bernat

Tras el paso de la tenue Elena Rottenmeier Salgado a Administraciones Públicas, algunos pensamos que el neopuritanismo hipócrita que la sílfide rubia había impuesto en Sanidad quedaría relegado a los libros de Historia. ¡Craso error! Bernat Soria le está buscando las vueltas a Sánchez Dragó por recomendar hipnóticos en su informativo de Telemadrid. En el mundo de Z, el aborto es un derecho reproductivo ("¡Alejad vuestros rosarios de nuestros ovarios!") y la melatonina un crimen.

Tras el paso de la tenue Elena Rottenmeier Salgado a Administraciones Públicas, algunos pensamos que el neopuritanismo hipócrita que la sílfide rubia había impuesto en Sanidad quedaría relegado a los libros de Historia. ¡Craso error! Bernat Soria le está buscando las vueltas a Sánchez Dragó por recomendar hipnóticos en su informativo de Telemadrid. En el mundo de Z, el aborto es un derecho reproductivo ("¡Alejad vuestros rosarios de nuestros ovarios!") y la melatonina un crimen.
Bernat Soria.
Para colmo, los cerebros de Génova colocan al antiguo chico de los recados de Aznar como director de la campaña de Pizarro. Los socialistas no paran, los peperos no aprenden.
 
"Somnífero", "hipnótico". Así definen los periodistas R. De Q. y E. de B. el producto del que habló Dragó la otra noche en Diario de la Noche. Asustado, corro hacia mi mesilla y extraigo del primer cajón un bote en el que se lee: "Melatonin, 3 mg. Dietary Supplement". No es que mi historial con las sustancias ilegales haya sido heroico o especialmente trasgresor. A los 20 esnifé mi primera y última raya de coca, que me tuvo una noche sin dormir y un día entero sin comer. A los 25 le di unos mordiscos a un pastelito con marihuana, y el susto me duró tres días. Una noche me fumé medio porro, y las piernas se me durmieron. En California alguien me dio un pedacito de seta mágica, y casi no vivo para contarlo. Y así con todo. No estoy hecho para las drogas, y tampoco les veo la gracia. Antes de cumplir los 22 ya tenía dos amigos y una conocida yaciendo dos metros bajo tierra tras un mal viaje. Desde hace algunos años, un primo segundo mío busca extraterrestres debajo de su cama y piensa que está liado con Ramón Tamames. Esa mierda es capaz de acabar hasta con el buen gusto.
 
La melatonina, el terrible veneno contra el que nos previenen los chicos de Prisa y la Dirección General de Farmacia, no es más que el contenido de las célebres pastillas contra el jet-lag de las azafatas. Resulta que hace algún tiempo se descubrió que el supuesto somnífero, cuyos efectos se disipan con media taza de café, una llamada de mamá o una ducha, también servía para combatir las arrugas. De ahí su consumo masivo en los EEUU, donde un bote de 60 unidades cuesta tres dólares en el supermercado. Millones de personas en todo el mundo han sustituido las antiguas píldoras para dormir por este remedio suave, sano y barato, que además puede ayudar a combatir el envejecimiento, prevenir el cáncer e incluso aumentar la potencia sexual, aunque sobre este punto existen opiniones diversas.
 
Demasiado bueno para durar. Eso de que la gente se las arregle sin que Moncloa organice una campaña institucional, alguna marilista monte una ONG o el secretario de Estado de turno subcontrate el servicio al amigo del amigo de su novio es un acto de insumisión intolerable, un auténtico es-can-da-laaa-zo, que bramaría María Teresa Fernández. Su salud en nuestras manos (o en las del doctor Montes), su dinero en nuestros bolsillos (o en los de la familia Bardem) y sus mentes y corazones moldeados por algún manual de Educación para la Ciudadanía.
 
Con esta denuncia, el rencoroso ministro de Sanidad se propone vengar las burlas y befas de que fue objeto su antecesora a cuenta de sus disparates y tonterías, como aquella entrevista para el diario El Mundo en la que salía retratada a punto de comerse un plato de jamón serrano mientras se jactaba de no comer carne. ¿Aceptamos pulpo como animal de compañía?
 
***
 
Triste destino el que aguarda a Manuel Pizarro –y por ende a nuestra economía–, a menos que prescinda de los servicios de los miembros del club de la gomina que le han encasquetado. Una cosa es llevarle la agenda a Aznar y otra muy distinta regir los destinos del candidato estrella del partido. Alguien debería recordar al ex presidente que nuestra vanidad "concede una importancia excesiva al papel que desempeñamos en el mundo", que sentenciaba el bueno de Chateaubriand. También al de nuestros secretarios. Me parece estupendo que Rajoy quiera recompensar a los allegados de su antecesor, pero que el chico de las hamburguesas pase de golpe y porrazo a dirigir la campaña de Madrid se me antoja cuando menos excesivo.
 
Los resultados de tamaño disparate están a la vista de todos. Un Pizarro encorsetado, soso y medio alelado frente a un Solbes que, a pesar de no estar en su mejor momento, fue capaz de llevar el debate a su terreno y reducir al empresario al papel de mirón. Lo peor de todo es que mientras nuestros bolsillos no hacen sino menguar, a algunos sólo les importa aumentar el tamaño de su poltrona.
 
Espero que el turolense de oro aplique a sus asesores de pegote el mismo rasero que a sus empleados patanes, más que nada porque la factura por su incompetencia la pagaremos todos. Menos enchufes y más neuronas, caballeros.
 
La respuesta libero-blogosférica a la chapuza genovense no se ha hecho esperar. El joven economista Juan Ramón Rallo achaca la pobre actuación de Pizarro a su "peperización":
Tratar de no hacer demasiado ruido y que la gente se dé cuenta ella solita de la mierda en la que vive. Recurrir a la demagogia más cansina sobre ETA y Bermejo cuando NO se está discutiendo sobre eso. Creer que los ciudadanos están al tanto de las intrigas palaciegas, como cuando se lazan ironías sobre los conflictos entre el Ministerio de Economía y la Oficina Económica del Gobierno. Pensar que la etiqueta PP sigue siendo una marca impoluta de garantía de gestión. Más que la cabeza de Pizarro habría que pedir la de toda la cúpula del PP.
Yo no llegaría a tanto; basta comprarles un cepillo para que se saquen la gomina del cerebro.
 
Por su parte, el periodista Carmelo Jordá escribe:
Quizá esto sirva para que los "genios" de comunicación populares preparen un poco mejor los debates con Zapatero, porque en caso contrario Rajoy va a recibir hasta en el cielo de la boca. Aunque en este momento no tengo muchas esperanzas de ello.
Yo tampoco.
 
Ni siquiera Aquiles, pepero de pro, lo pasó bien durante el debate:
No dudo de que Pizarro pueda ser un genial Ministro de Economía, pero sí dudo de que sea capaz de convencer a la gente de sus ideas... Aunque ese es un mal endémico dentro del PP. De momento El País ya ha encontrado el titular gracioso del día ["Pizarro dice que 'España no va bien' y Solbes le acusa de 'catastrofista'"].
El vocablo me suena, es el mismo que los de Génova usan para calificar artículos como éste. Si no fuera por Flaubert, que ya nos advirtió de que todos los artistas son unos farsantes que ganan sumas fabulosas y "las tiran por la ventana", afirmó que "todos los ladrones son republicanos" y profetizó que un pueblo de ateos no sabría cómo sobrevivir, ya me habría unido a las huestes abstencionistas de Mary White.
 
Razones no les faltan. Como decía Chesterton, "tener derecho a hacer algo no es en absoluto lo mismo que acertar cuando se hace".
 
 
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