La situación es angustiosa y desesperante, pero los vecinos tienen suerte, porque ahora el portavoz del PSOE de Fuencarral-El Pardo, Pedro Zerolo, ha estallado. La ex delegada gubernativa Soledad Mestre tropezó en este punto, hasta irse con el bucle lleno de canas, y su sucesora, Carmen Valcarce, está a punto de correr la misma suerte. Pero por fin una persona de peso específico, popularidad consolidada y autoridad innegable ha dicho basta. ¡Con Zerolo han topado los malandrines!
Se supone que los vecinos de Montecarmelo y Las Tablas, junto a Tele 5, ya respiran tranquilos, mientras esperan las patrullas policiales y la inminente comisaría. La pregunta es: ¿por qué ha tardado tanto Zerolo en pronunciarse, si estos terrenos son un páramo policial desde hace un lustro? En fin.
El otro día salía en uno de los periódicos próximos al Gobierno una foto de Barack Obama, el Zapatero de USA, con una gorra del FBI; porque allí, al contrario que acá, preocupa seriamente la seguridad ciudadana y se alienta a esa agrupación policial, única en el mundo, pionera en el estudio del comportamiento criminal. Por el contrario, el Obama leonés, hispánico y caucasiano, mantiene al margen de las buenas noticias a la Policía Nacional, que es la mejor policía del mundo, aunque muchos lo ignoren, y la peor pagada de España, mucho peor que los Mossos y la autonómica vasca.
Mientras, en el país proliferan los misterios criminales: se fracasa en la investigación de Sevilla, donde el padre de Marta se desespera ante la posibilidad de que dejen de buscar a su hija; no se encuentra el rastro de los cien kilos de coca desaparecidos de la Jefatura de Policía de Andalucía Occidental; tampoco se hallan pistas de Yeremi, en Gran Canaria; ni de otros jóvenes españoles borrados del mapa, como por ensalmo, ante políticos pasmados y taumaturgos de la imagen. Ni siquiera la oposición reclama mayor eficacia en seguridad ciudadana.
En el centro de Madrid, en la calle Silva, dentro de un garaje, le han dado una puñalada en el corazón a un joyero mayorista, una muerte más en el gremio más sufrido de la nación. Por cierto, ¿quién lleva los asuntos de orden y seguridad en el PP? ¿Es Rajoy directamente? ¿Acaso Dolores de Cospedal? ¿Por ventura Ana Mato? ¿Quizá Soraya, que para eso es abogada? ¿Tal vez tampoco Trillo? Convendría que nombraran a alguien y que saliera, se manifestase, llorara y patalease, más que nada por si quieren que los españoles asustados por los delincuentes se acerquen a votar y encuentren una alternativa.
El ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, ha recibido a Roberto Saviano, autor de un librito sobre la Camorra, la mafia napolitana, por el que dicen, con gran aparato mediático y de marketing, que los mafiosos le han condenado a muerte. El autor se mueve hace ya una larga temporada en el ruedo hispánico, rodeado de supuestos guardaespaldas y haciendo declaraciones inverosímiles, como que la Camorra opina de la banda ETA española que son "un puñado de imbéciles". Guarda, bello: los de ETA, de imbéciles, muy poquito. ¡A ver si los vas a declarar ahora inimputables! En todo caso, es seguro que Saviano no es el portavoz de la Camorra, y por tanto estos delincuentes, que, con certeza, están al fondo de esa campaña de desprestigio orquestada en su tierra, con maledicencias como que lo que ha escrito está basado en artículos de compañeros periodistas que ha aprovechado sin su permiso, no han perdido el tiempo en tratar de definir a la banda española. La Camorra es demasiado antigua y tradicional para mancharse las manos con el litigio vasco, político y embarrado.
El ministro español, no obstante, ha aprovechado la popularidad del italiano para hacerse una foto con él en la inauguración de un curso sobre crimen organizado con asistencia de dos docenas de efectivos de las fuerzas del orden, entre maderos, madalenos, mossos y ertzainas, en una tierra con miles de agentes, literalmente invadida por las organizaciones criminales de media Europa desde hace una década, en la que se ha esperado para inaugurar un suplemento de formación a que llegara el best seller sobre la Camorra, una organización de seminaristas ruborosos si se la compara con las bandas albanokosovares, búlgaras, rusas y rumanas que nos afligen, a las que pueden añadirse los cortacuellos colombianos, los matones de Ciudad de México, los sicarios venezolanos y los barateros magrebíes.
Está bien que el italiano asesore a Rubalcaba y se beneficie de ello un grupo selecto de agentes, porque nada es pequeño en tan grande desmán, pero convendría que Zapatero se atreviera a visitar la dirección de la Guardia Civil y a ponerse un tricornio, como el Papa, o, sin ir más lejos, como el brother norteamericano se pone la gorra del FBI. Porque la gente del Duque de Ahumada conforma un cuerpo de élite que, debidamente dotado, sería capaz de convertir el crimen organizado en un cuento de viejas para que lo pongan en verso el Dante o Petrarca.
FRANCISCO PÉREZ ABELLÁN, presentador del programa de LIBERTAD DIGITAL TV CASO ABIERTO.
Se supone que los vecinos de Montecarmelo y Las Tablas, junto a Tele 5, ya respiran tranquilos, mientras esperan las patrullas policiales y la inminente comisaría. La pregunta es: ¿por qué ha tardado tanto Zerolo en pronunciarse, si estos terrenos son un páramo policial desde hace un lustro? En fin.
El otro día salía en uno de los periódicos próximos al Gobierno una foto de Barack Obama, el Zapatero de USA, con una gorra del FBI; porque allí, al contrario que acá, preocupa seriamente la seguridad ciudadana y se alienta a esa agrupación policial, única en el mundo, pionera en el estudio del comportamiento criminal. Por el contrario, el Obama leonés, hispánico y caucasiano, mantiene al margen de las buenas noticias a la Policía Nacional, que es la mejor policía del mundo, aunque muchos lo ignoren, y la peor pagada de España, mucho peor que los Mossos y la autonómica vasca.
Mientras, en el país proliferan los misterios criminales: se fracasa en la investigación de Sevilla, donde el padre de Marta se desespera ante la posibilidad de que dejen de buscar a su hija; no se encuentra el rastro de los cien kilos de coca desaparecidos de la Jefatura de Policía de Andalucía Occidental; tampoco se hallan pistas de Yeremi, en Gran Canaria; ni de otros jóvenes españoles borrados del mapa, como por ensalmo, ante políticos pasmados y taumaturgos de la imagen. Ni siquiera la oposición reclama mayor eficacia en seguridad ciudadana.
En el centro de Madrid, en la calle Silva, dentro de un garaje, le han dado una puñalada en el corazón a un joyero mayorista, una muerte más en el gremio más sufrido de la nación. Por cierto, ¿quién lleva los asuntos de orden y seguridad en el PP? ¿Es Rajoy directamente? ¿Acaso Dolores de Cospedal? ¿Por ventura Ana Mato? ¿Quizá Soraya, que para eso es abogada? ¿Tal vez tampoco Trillo? Convendría que nombraran a alguien y que saliera, se manifestase, llorara y patalease, más que nada por si quieren que los españoles asustados por los delincuentes se acerquen a votar y encuentren una alternativa.
El ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, ha recibido a Roberto Saviano, autor de un librito sobre la Camorra, la mafia napolitana, por el que dicen, con gran aparato mediático y de marketing, que los mafiosos le han condenado a muerte. El autor se mueve hace ya una larga temporada en el ruedo hispánico, rodeado de supuestos guardaespaldas y haciendo declaraciones inverosímiles, como que la Camorra opina de la banda ETA española que son "un puñado de imbéciles". Guarda, bello: los de ETA, de imbéciles, muy poquito. ¡A ver si los vas a declarar ahora inimputables! En todo caso, es seguro que Saviano no es el portavoz de la Camorra, y por tanto estos delincuentes, que, con certeza, están al fondo de esa campaña de desprestigio orquestada en su tierra, con maledicencias como que lo que ha escrito está basado en artículos de compañeros periodistas que ha aprovechado sin su permiso, no han perdido el tiempo en tratar de definir a la banda española. La Camorra es demasiado antigua y tradicional para mancharse las manos con el litigio vasco, político y embarrado.
El ministro español, no obstante, ha aprovechado la popularidad del italiano para hacerse una foto con él en la inauguración de un curso sobre crimen organizado con asistencia de dos docenas de efectivos de las fuerzas del orden, entre maderos, madalenos, mossos y ertzainas, en una tierra con miles de agentes, literalmente invadida por las organizaciones criminales de media Europa desde hace una década, en la que se ha esperado para inaugurar un suplemento de formación a que llegara el best seller sobre la Camorra, una organización de seminaristas ruborosos si se la compara con las bandas albanokosovares, búlgaras, rusas y rumanas que nos afligen, a las que pueden añadirse los cortacuellos colombianos, los matones de Ciudad de México, los sicarios venezolanos y los barateros magrebíes.
Está bien que el italiano asesore a Rubalcaba y se beneficie de ello un grupo selecto de agentes, porque nada es pequeño en tan grande desmán, pero convendría que Zapatero se atreviera a visitar la dirección de la Guardia Civil y a ponerse un tricornio, como el Papa, o, sin ir más lejos, como el brother norteamericano se pone la gorra del FBI. Porque la gente del Duque de Ahumada conforma un cuerpo de élite que, debidamente dotado, sería capaz de convertir el crimen organizado en un cuento de viejas para que lo pongan en verso el Dante o Petrarca.
FRANCISCO PÉREZ ABELLÁN, presentador del programa de LIBERTAD DIGITAL TV CASO ABIERTO.